Walter, vos también podes ser parte

-Buen día!

El guardia de la entrada me mira con cara de fastidio. Está parado ahí desde las 06:00 hs. de la mañana, o antes. Y a esta altura, casi dos horas y medias después, ya debe haber saludado a casi toda la empresa. Deduzco que por ello apenas cabecea, sin ganas. Mejor no insisto. No sea cosa que a la salida, me demore para revisarme el bolso.

Como casi todas las mañanas, llego tarde al trabajo. Para simular contrariedad, lo hago con el paso ligero, con la cabeza gacha, como transmitiendo preocupación. Al pedo. Después de tantos años, nadie espera que llegue a horario. Mejor así. Tampoco es que los que llegaron antes están tan productivos. Por todos lados se ven rondas de personas hablando de cuestiones personales, mundanas. De programas de televisión que seguro no vi. De noticias políticas tergiversadas por quien las defiende, y por quien las denuesta. Algunos con el mate en la mano. Otros esperando el turno en la ronda. Y los que no, con una taza de café, té, mate cocido o lo que fuere. Algunos ya zampándose algún criollito, una medialuna, o una de esas galletitas de lino, sésamo, alpiste o no sé qué semilla de porquería, pero seguro con gusto a cartón corrugado. Todos al pedo. Ninguno productivo. Igual, me miran con gesto acusador.

A los que no son del rancho, no les doy bola. Paso de largo, tirando saludos al aire que no están dirigidos a nadie en particular. Apenas recibo algunas respuestas timoratas. De compromiso. A las que en su mayoría no registro.

De a poco me acerco a mi puesto. Como en las otras áreas, en la mía también hay formada alguna ronda. Pero a contramano de la atención que genera mi llegada en otras áreas, en ésta parece que me están esperando. El primero en hacerlo notar, es el Cabezón Gutiérrez.

-Jaaajaaajaaaa!!! Te querés achaaarrrr!!!

-Qué pasó? – le pregunto, sin sospechar la respuesta.

-Saliste segundo!!!

-No! Me estás jodiendo!

Interviene el Malarmado Sosa.

-No! Te ganó Pablito, por 2 puntos!

-Que lo parió! 2 puntos? ‘ncha e su madre! No te puedo creer!

Emilse, la pasante que entró hace diez días, me alcanza un mate, y aprovecha para preguntar:

-A qué te ganaron?

Qué plomo! Hasta esto hay que explicarle a la pendeja!

-Al Gol-Net. Es una especie de Prode que jugamos desde hace más de diez años. Tiene un sistema de puntuación por los pronósticos acertados. El que más puntos saca en la fecha, se lleva el pozo de lo recaudado.

Le devuelvo el mate, que está realmente intomable.

-Cambiale la yerba que está horrible!

El Malarmado, que claramente está tirándole los perros a Emilse desde que entró, salta en su defensa:

-Y qué querés? Si hace más de media hora que llegamos!

Con un ademán, le pide el mate a Emilse, y se levanta para llevarlo al cesto de la basura para vaciarlo. Su pronunciada renguera, que lo balancea como un péndulo invertido mientras avanza, sigue llamando la atención como el primer día. El Cabezón no puede dejarla pasar:

-Lo estás encarando al cesto? O lo estás gambeteando?!?!

Acostumbrado a las jodas, al Malarmado no lo irrita tanto el comentario del Cabezón como la risa mal reprimida de Emilse.

-Lo estoy encarando. Como a tu hermana. Nada más que esto me es más difícil!

Emilse, mientras me ofrece una galletita Cerealitas, arriesga:

-Y puedo participar?

Despreciando el convite, y con cara de falso asombro, retruco:

-En qué?

-En el Gol-Net!

-No, Nena! Tenés que tener por lo menos 3 años de antigüedad. Y saber de fútbol.

Me mira sopesando la situación. No sabe si le hablo en serio o en joda. Por supuesto, el Malarmado intenta limar mi aspereza:

-Hay un grupo de correo, con los participantes del torneo, que reclama de cada uno cierta complicidad, y asume cierto grado de confianza. Entonces, cada nuevo aspirante a integrar este grupo, requiere de la aprobación del 100% de los miembros. Si esto no se da, no hay chances.

-Pero yo soy de confiar! A nadie le contaría de ese grupo.

El Malarmado, con esa paciencia y esa conducta adquirida de tantos años caminando por la vida cargando a cuesta las miradas de los demás, persiste en su sutil explicación.

-No es precisamente de esa confianza a la que me refiero. A fin de cuentas, no es algo para ocultar. Sino a la confianza de poder opinar libremente, sin temor a afectar la sensibilidad de ninguno de los miembros.

Emilse, extrañada, y mientras ceba un amargo para el Cabezón, se anima:

-No entiendo…

Ya empieza a fastidiar. Sin embargo, el Malarmado, hidalgo, no se entrega.

-No es mucho más complejo que eso Emi. Ese grupo de correo se permite ciertas licencias comunicacionales, que en otro contexto estarían mal vistas, por el solo hecho de contar con cierta complicidad y confianza entre todos sus miembros. Siendo así, alguno podría permitirse decir algún disparate agraviante, y lo único que debería generarle cierto temor es la potencial respuesta, más agraviante aún, de algún aludido.

Ante la cara inexpresiva de Emilse, el Cabezón, que definitivamente carece del tacto y la paciencia del Malarmado, zanja cualquier brecha entre el mensaje del segundo, y la capacidad de entendimiento de la primera:

-Mirá! Se putea mucho, y rompería bastante las pelotas meter a una mina en el grupo. Ya hicimos algún intento en algún momento, y no funcionó. Así es que no hay chances de que te sumés. Si querés, después hacemos un grupo con los que hacen running, rollers, ven series de Netflix, o lo que carajo sea. Pero en el Gol-Net, no entrás. Tomá el mate.

La intervención del Cabezón, precisa, transparente, sin lugar a doble interpretación, hace justicia. Sin embargo, el clima queda espeso, y el silencio incomoda. Encima Emilse no demuestra interés en cebar otro mate, y hasta parecería que estorbamos. Me hago cargo de la situación, me levanto, y me mando a mi escritorio.

Después de prender la compu, lo primero que hago es entrar a la página del Gol-Net. Tengo que corroborar que realmente salí segundo. Tenía el pálpito de que me estaba yendo bastante bien, pero salir segundo me jode. Encima me van a cargar todo el día. Ingreso usuario y clave, y una vez adentro confirmo, efectivamente, que ‘ljunagranputa de Pablito me ganó por 2 puntos. Me garcaron los tucumanos. O mejor dicho, los de Independiente, a quienes había dado por ganadores 2 a 0. Resultado inverso. Pierdo 2 puntos. Y el cabrón de Pablito, siempre tan timorato para arriesgar resultados, había puesto 0 a 0. Que lo parió!

Bueno, viendo el lado positivo (si es que lo tiene salir segundo), me posicioné mejor en la tabla general. No habré ganado los pesitos de la fecha, pero estoy otra vez en carrera para pelear el pozo del campeonato. Y esos son unos cuantos pesitos más!

Pero para seguir en carrera, tengo que cargar el pronóstico de la fecha que viene. Y lo tengo que hacer concienzudamente. No a la bartola como tantas otras veces. Sino que esta vez, la vamos a pensar bien!

Me pongo los auriculares para que nadie ni nada me moleste. En la posición de mi escritorio, de espaldas a la pared, tengo la ventaja de que nadie puede saber si estoy trabajando con mucho empeño, o si estoy leyendo el diario o cargando el Gol-Net. Aprovecho, y me predispongo a hacer mi pronóstico.

A ver… Primer partido: Racing – River. Me parece que acá Lacadé le pasa el trapo a las Gallinas. Vamos a poner 3 a 0. No! Pará! Cierto que la fecha pasado se hizo expulsar Centurión. Ahí cambia la cosa. Y encima Pratto mojó. Y si ahora arranca? Mejor corrijamos y pongamos 2 a 1. Para Racing, que es local.

Segundo partido: Talleres – Independiente. Cuanto frío en un solo estadio!! Acá está complicado. Habrá que ver cómo reaccionan las Gallinas cordobesas, después de entregar el partido contra los Bosteros. Igual, los otros vienen de capa caída. El único partido que ganaron bien desde que arrancó este año, fue contra nosotros. Pero bueno, volvamos al partido. La verdad, es que puede salir cualquier cosa. Hagamos la de Pablito, y metamos un empate 0 a 0. Así al menos sabemos que no restamos por resultado inverso. O no, mejor dejemos que gana la visita, que si la pego, me le río en la jeta a todos estos muertos de Galleres!!

El tercer partido me impone una pausa. Es el nuestro, contra Huracán. Y contra Huracán, desde hace casi 11 años, ya es especial! Acá vamos a pensarla bien. Veamos! Somos locales. Venimos en levantada. Contra Unión no jugamos mal. Da para un 2 a 0. Pero ojo! Alfaro saca puntos de donde no los hay! Y nosotros lo tenemos a Coyette. No es este Coyette el mismo que jugó aquella final del 2007 para Huracán? Sí! Es este mismo Coyette! Me acuerdo que después de terminar el partido, al igual que todo el plantel de Huracán, estaba con una calentura bárbara! Y no recuerdo si él habrá sido uno de los que insinuaron que el Sargento Giménez, árbitro de aquel histórico día, fue sobornado. Y si no fue uno de esos, tampoco lo escuché desmentir la versión! De todos modos, seguro que tenía una calentura bárbara! Y si la calentura le dura? Mejor, esperá! Vamos a pasar al cuarto partido, y a este lo dejamos stand by.

El cuarto es Colón con Vélez. Fácil. El Sabalero arriba 2 a 0.

El quinto, 2 a 1 para Gimnasia, de visitante contra Tigre.

No será que Coyette se sienta con la obligación moral de tirar el partido al bombo, no? Después de todo, 11 años no es tanto, y la calentura que tenían cuando desde su tribuna festejaban el ascenso, y metió el empate Sebastián Brusco, tranquilamente le podría durar todavía!

El sexto, es probablemente el más fácil. Los tucumanos contra Ñúels. Zielinski contra De Felippe. De cajón sale 0 a 0.

Y ni te cuento cuando el Sargento Giménez adicionó 8 minutos! Se lo querían comer crudo!!! Y lo que era un ascenso en el bolsillo, y después un ascenso rifado en los penales, con 8 minutos adicionados estaba seriamente en riesgo!

Con Temperley – Lanús, en el séptimo partido, se vuelve a complicar. Temperley está casi descendido. Lanús juega horrible. Debería ser otro 0 a 0. Pero capaz que el amor propio de los de Temperley, les permita sacar el partido adelante. Va mi voto de confianza para ellos, con un 1 a 0 para el local.

Y si estaban calientes cuando adicionaron 8 minutos, te imaginarás cuando Tonelotto engancha esa pelota llovida con la canilla, y se la manda a guardar al arquero quemero! El Turco Mohamed, técnico del Globo, estaba re caliente! Y Ubeda? Ni te cuento!!! El petiso Poggi se quería agarrar a trompadas con los hinchas que invadieron la cancha! Y vos me querés hacer creer que para este Coyette, el de la próxima fecha es un partido más para él? Ni en pedo!!! Lo va a tirar al partido al bombo!!! 2 a 0 va a ganar Huracán! Me cago!!!

Sigo, a pesar del mal humor causado por la clarividencia que me invadió, con los pronósticos de los otros partidos. Con dudas, le otorgo el triunfo a los Bosteros, a San Lorenzo y Estudiantes. Con más ganas que análisis, le decreto una derrota a los Piratas de Alberdi (ojalá!), algún que otro empate más por ahí, y finalmente la derrota de Arsenal a manos de Patronato. Listo, ya están los 14 pronósticos dictaminados.

Pero antes de guardar definitivamente la jugada, me obligo a revisar el resultado del tercer partido de la fecha. Incomoda poner que San Martín va a perder. Y mucho más, si juega de local. Pero está Coyette. Y enfrente Huracán. Y Coyette estuvo esa noche donde a Huracán se le fue el ascenso sobre la hora. Pero en verdad, no se le fue a Huracán. Tampoco se lo sacó el Sargento Giménez. Se lo ganó San Martín. Y Coyette fue testigo. Fue testigo de la remontada verdinegra. Y fue testigo de esa hazaña. Y vio a los jugadores empujados por sus hinchas remontar el resultado adverso. Escuchó a esas miles de gargantas alentando desde las tribunas hasta el final. Creyendo que era posible. Que ellos podían ser parte de esa página dorada de la historia. Y Coyette le habrá contado a los suyos, que de los alambrados que lo separaban de la tribuna, colgaban como racimos los negros alentando. Y los vio festejar. Cantar. Llorar. Abrazarse, como hubiera soñado ver a sus hinchas. Vio a los del Pueblo Viejo abalanzarse sobre el campo de juego, superando la endeble resistencia de la autoridad. Si hasta volviendo a Buenos Aires el día siguiente, habrá visto a esos mismos negros avanzando a la Difunta Correa. Caminado. En bicicleta. Arrodillados. Felices. Y por lo menos habrá sentido respeto, sino admiración o envidia. Y será por ese reconocimiento, por fanatismo de mi parte, o vaya a saber por qué, pero a este partido no le puedo pronosticar una derrota. En honor a ese partido, le tengo que poner un triunfo. Por mi San Martín. Por sus hinchas. Y que sea también por Coyette. Que apueste a que él también puede ser protagonista de otra fiesta.

Indico el 2 a 0, y presiono el botón guardar. Por encima del monitor, la veo a Emilse hablando por teléfono. Pobre pendeja. No sabe de lo que se está perdiendo.

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