A los 85 años, murió este domingo César Luis Menotti. Su figura es ineludible e indispensable para cualquiera que aborde al fútbol más allá del reduccionismo de un resultado. Fue el primer director técnico de la Selección Argentina campeona del mundo. Visitó San Juan varias veces. Una de ellas, la más memorable de todas, sucedió aquel 28 de abril de 1982. Fue un combo de lo mejor de mejor: en el Parque de Mayo, el equipo campeón se enfrentó contra un combinado de jugadores sanjuaninos y mendocinos. Maradona la descoció. ¿El resultado? Goleada.
Restaban apenas minutos para las 22 horas y el plantel de Cesar Luis Menotti, con pantalones cortos y camiseta azul, esperaban por el partido en un vestuario montado en el Aldo Cantoni. A todo esto, el estadio del Parque de Mayo explotaba aquel 28 de abril de 1982. No cabía un alfiler. Las más de diez mil almas, flameando banderas y casacas, esperaban ansiosos ver un amistoso sin precedentes: la Selección Argentina campeona del mundo frente a un combinado cuyano de mendocinos y sanjuaninos. Aldo Rodríguez y Oscar Fornari –jugadores- y Humberto Juárez y Juan Páez –empleados del estadio- contaron todos los secretos de aquellos inolvidables 90 minutos.
Aquel día no fue uno más para San Juan. Fue la visita ilustre de un equipo que en 1978 alzó la copa del mundo con Kempes, Ardiles, Fillol, Passarella y Tarantini, entre otros. En San Juan era toda una locura. Las entradas que en ese entonces costaban 800 pesos Ley se volaban. Hasta había decenas de hinchas colados por el ingreso de calle Urquiza. «Había gente por todos lados, hasta dentro de la cancha. No había tanta seguridad como hay hoy en los partidos de la Selección, que no se pueden acercar a los jugadores ni a cinco metros. Pero en aquel partido era fácil sacarse una foto con Maradona o Tarantini. Eran muy humildes con la gente”, contó Juárez, administrativo con más de 30 años en la secretaría de Deportes.
La Selección, que se hospedaba en el lujoso hotel Nogaro y venía afilada para jugar días después el Mundial en España, enfrentaba a un combinado local que de apuradas armó Alfredo «Tripa” Cortéz días antes. Contaba con jugadores que la rompían en el fútbol sanjuanino y mendocino, uno de ellos Aldo Rodríguez, quien en ese entonces defendía los colores de Unión: «Nos llamaron diez días antes. Yo no lo podía creer. Entrenamos dos veces, en el estadio, no nos conocíamos, salvo yo con Badía. Recuerdo que no concentramos, nos juntamos una hora antes e hicimos el precalentamiento en el estadio cerrado. Teníamos una camiseta blanca, con cuello celeste”.
El partido de fútbol tomó un tinte político cuando los jugadores ingresaron al campo de juego y en el medio de la cancha y del amistoso aparece el conflicto de Malvinas. La popular quemó una bandera inglesa y al mismo tiempo flameó la albiceleste. El estadio era puro bullicio. «Son momentos, también pasó algo parecido en Tucumán. Estaba a flor de piel el tema y se mezcló con el fútbol”, reflejó Fornari, quien estaba de vacaciones en Media Agua cuando fue citado al partido.El pito de Carlos Spósito puso en marcha el juego. En la previa, estaba la directiva hacia los jugadores cuyanos de jugar «liviano”, pedido al que no obedeció Vicente Vega. La mágica de Maradona apareció en la cancha. Gambeta va, gambeta viene. El jugador local, impaciente, le metió un «planchazo”. El Diez lo miró y le dijo fuerte «qué hacés, estás loco”, a lo que respondió el sanjuanino «la próxima te parto”. Esa fue una de las tantas anécdotas de un fulbito único.
Aquella segunda visita de Maradona a San Juan –la primera fue de pibe con Argentinos Juniors- sin dudas fue inolvidable. Su talento estaba en pleno auge, como así también el de sus compañeros de equipo, que en lo futbolístico fueron aplastantes para los sanjuaninos y mendocinos. «Fue un gran partido. Yo estaba de jefe de personal del estadio en aquel entonces y todos querían una foto con Maradona. Él accedía, era muy bajo perfil. Todo por suerte estuvo muy tranquilo”, señaló Juan Páez, empleado de la secretaría.Los dirigidos por Menotti golearon 9 a 1, cinco en el primer tiempo y cuatro en el complemento, siendo curiosamente el único gol sanjuanino, el más gritado y lindo de toda la noche. Aldo Rodríguez, de mitad de cancha, le clavó un golazo a «Pato” Fillol que, al recordarlo, lo sigue emocionando. «Vi a Fillol adelantado, se la pido a Mario Soto, trato de acomodarla de pecho y en el pique le pego al arco. Creí que podía haber hecho el gol, me parecía imposible. Fue un sueño. Cerré los ojos y cuando desperté la pelota estaba adentro”.
Terminados los 90 minutos, el post partido fue más o igual que especial. Un restaurante de Capital esperaba a los jugadores de ambos equipos para agasajarlos con una rica parrillada con vino sanjuanino y una imperdible guitarreada de músicos locales. Rodríguez, al lado de Maradona y frente al «Tolo” Gallego, vivía un verdadero sueño. «Fueron dos horas las que estuvimos ahí, escuchando música y comiendo. Maradona pidió un tema de los Iracundos. Había chistes y anécdotas, todos eran amistosos. Monstruos, no podía dejar de mirarlos. Los había visto jugar el Mundial anterior y después los tenía comiendo conmigo. No me lo olvido más”. Para Fornari, que antes ya tuvo la suerte de vestir la camiseta albiceleste, también era todo un honor compartir partido y tercer tiempo con los campeones del mundo. «No sé cuántos goles nos hicieron, pero igual es un grato recuerdo «, comentó entre risas.
Fuente: Tiempo de San Juan