El seleccionado argentino de básquetbol no pudo con el poderío de su par de los Estados Unidos, que finalmente le ganó por 105-78, para eliminarlo en los cuartos de final del torneo olímpico de Río de Janeiro 2016.
El encuentro, jugado en el Arena Carioca I del Parque Olímpico de Barra, representó la despedida de Emanuel Ginóbili, el jugador símbolo de aquello que fue la Generación Dorada que ganó la medalla de oro en Atenas 2004, y también de Andrés Nocioni, quienes lo confirmaron después del encuentro.
El conjunto norteamericano, que se medirá en las semifinales con España, mostró como principal figura al alero Kevin Durant, responsable de 27 puntos (7-9 en triples).
En el quinteto argentino, el máximo anotador resultó el capitán Luis Scola, con 15 tantos.
Pese a la caída y eliminación, los simpatizantes argentinos armaron un verdadero carnaval en las tribunas. Casi 3 mil hinchas de un equipo que (con otros exponentes también) supo despertar los mayores elogios y emociones por doquier brindaron una ovación conmovedora. De esas para inflar el pecho de por vida.
Argentina arrancó con una defensa celosa y dos cortes al canasto (cortesías de Scola y Campazzo) le permitió adelantarse 4-2 en la pizarra.
Muy intensa la presión y cirugía de precisión en los cortes en primera línea fueron los atributos que mostró el equipo de Hernández en ese tramo inicial, con un Campazzo atrevido (6) sacando rédito de las pérdidas (3) de un quinteto estadounidense contrariado. Así, Argentina, con paciencia, armó un marcador 14-7, con 5m. 24s. en el reloj.
El cordobés Campazzo continuaba en estado de gracia y generó un robo para el sacudón de Nocioni, quien estableció la máxima con un triple: 19-9
El campeón olímpico y del mundo reaccionó. El ingreso de Paul George (4) trajo soluciones. Una capacidad atlética y una mayor talla le permitió a Estados Unidos gobernar la pintura (cinco rebotes ofensivos) y con dos dobles en hilera del gigante DeMarcus Cousins pudo pasar al frente por 23-21, cuando quedaban 1m. 15s. El marcador se cerró con cuatro puntos de ventaja para los orientados por Mike Krzyzewski.
En el comienzo del segundo cuarto, Argentina perdió la rigurosidad de la defensa de los primeros 10m. y lo aprovechó Estados Unidos para escaparse. Con una ráfaga 11-0 en apenas 2m., los representantes de la NBA estiraron la placa a 36-21. Además, el capitán Scola se fue a sentar con tres infracciones. Panorama oscuro.
Una jugada de tres de Campazzo (el único en sintonía como para sacar a bailar a los rivales y facturar con tiros precisos) más un triple de Delfino recortaron la diferencia a nueve (36-27). Pero enseguida, Estados Unidos volvió a ajustar la marca, obligó a tiros incómodos y se escapó a 20 (47-27), con más de 4m. por jugar.
A esa altura, el equipo albiceleste abusaba de los tiros exteriores y exhibía falta de sistemas para atacar. Todo lo que no debe hacerse para complicar a un rival de esta envergadura. El primer tiempo se cerró 56-40.
Dos triples consecutivos de Durant (llevaba 6-8 a esa altura) rompieron el partido. El marcador se hacía cada vez más cuesta arriba (55-74, al promediar el parcial) y el DT Hernández prefería seguir jugando sin pivote natural, sacrificando a Scola en esa posición.
Menos mal que Ginóbili (9) siguió exhibiendo la mano de siempre para que la Argentina se mantuviera abajo por veinte (58-78), a falta de 2m. El capítulo se cerró 87-61 en favor de los estadounidenses.
El último cuarto sirvió para que los chicos ganaran rodaje. El técnico Hernández mandó a la cancha a Deck, Brussino y Acuña, todos juntos. Estados Unidos también metió reservas y la diferencia se estabilizó entre los 20 y 25 tantos.
Ginóbili regresó para el delirio de un público enamorado de la jerarquía del emblema bahiense. El último tramo del partido sólo pasó por lo emocional y la salida del histórico número 5 del seleccionado, a 1m. 50s. del final, deparó miles de emociones. El marcador en contra 78-105 no le importó a casi nadie de esos que dejaron la garganta a puro grito.
Despedida
Emanuel Ginóbili afirmó luego del partido que tenía lágrimas en los ojos porque jugó seguramente su último partido con la albiceleste. Escuchá el testimonio completo.