Tenía sólo 15 años cuando debutó en primera. Era el más chico del equipo e integraba el banco de suplentes. Estaba ansioso, nervioso, pero con muchas ganas. Para eso entrenaba, se esforzaba. El sueño estaba al alcance de la mano. Y se dio. El técnico lo hizo moverse al costado de la cancha hasta que lo llamó. De esta manera, Sergio Emanuel Vega cumplió con el primer objetivo que se puso cuando decidió ser futbolista.
«Yo empecé jugando a los 11 años en Villa Etelvina, ahora tengo 36. Ese partido fue contra Maurin en nuestra cancha de la Villa Independencia. Ganamos 2 a 0», recordó el delantero en diálogo con La Excusa Deportiva.
Vega luego pasó por varios equipos de la provincia como Rivadavia, Peñaflor, San Martín, San Lorenzo, La Chimbera y Libertad Juvenil, entre otros.
Con una larga trayectoria, el goleador asegura que lo mejor que le pasó en el deporte es haber salido campeón ganándole una final a un clásico rival como Rivadavia. «Fue en 2011. Hice los dos 2 goles», contó. Al momento del balance, también agradece haber podido cosechar amigos en cada equipo en el que jugó.
«También fue hermoso jugar con mi hermano Maxi en el mismo club», añadió. Lo malo, sin dudas, fue perder la final de la Copa de Campeones con Villa Etelvina.
«Hacer fútbol es todo para mí. Yo vivo jugando a la pelota. Etelvina es el club de mi vida», confesó este fanático de River y Messi.
Al momento de soñar, Vega desea con el alma que su pequeño hijo Ythan siga sus pasos. «El sueño más grande que tengo es que mi hijo salga jugador de fútbol y tenga la misma pasión que yo», finalizó.