El arquero sanjuanino fana de Campestrini: se tatuó su firma y lo homenajeó con el nombre de su hijo

Ni Dibu Martínez, ni Rossi, ni Armani. Mucho menos Neuer, Ter Stegen o De Gea. Leandro Núñez, arquero de Lóez Pelaez, tiene como ídolo a Cristian Adrián Campestrini, actualmente en la B de Chile.

«Lo seguía siempre en Central, Arsenal, Argentino de Rosario. Un día vino Arsenal a jugar con San Martín y fui al hotel. Evadí la seguridad y me metí. Lo vi y le conté que era fanático. Estuvimos hablando, nos sacamos una foto. Es muy humilde y buena persona. Me preguntó si iba a la cancha pero ese día no podía porque era viernes y trabajaba en un local del centro. Me dijo que la próxima vez que viniera tenía que ir a la cancha», contó el guardametas en diálogo con La Excusa Deportiva.

«A los 5 o 6 meses volvió a jugar contra San Martín y fui de nuevo al hotel. Le regalé la camiseta de Los Pumas de Chimbas que en ese momento yo atajaba ahí y él me dio sus camisetas y un par de guantes. También lo vi contra Godoy Cruz y contra All Boys por la Copa Argentina», añadió.

Sin embargo, la cosa no terminó ahí. En 2013, Campestrini le envió entradas para que Leandro pudiera ir a la final de la Copa Argentina en Catamarca. «Mi patrón no me dejó ir, no me dio permiso», sostuvo. «Después se fue a jugar a Grecia y a México, y perdimos contacto», agregó.

El fanatismo es tan grande que una de las veces que pudo verlo le pidió que le firmara la pierna. De inmediato, fue a tatuarse el autógrafo. «Ese fue mi primer tatuaje, es el que más quiero porque es mi ídolo. Además, mi hijo se llama Cristian por él», dijo.
Núñez tiene 32 años y heredó la pasión por el arco de su papá, que jugaba en ese puesto. «Lo iba a ver siempre en los campeonatos nocturnos», indicó quien arrancó su carrera en Sportivo Desamparados, club en el que permaneció hasta quinta división. Luego dejó un tiempo y volvió con todo. «A los 18 llegué e Colón, entré a la cuarta. Estuve mucho tiempo jugando en Santa Lucía, también en Árbol Verde».

Para Leandro, lo mejor que le dio el fútbol es el afecto de la gente. «Me conocen, me quieren. Es espectacular que los chicos te vean y te digan qué manso arquero, que te saluden», dijo.

Para finalizar, el portero contó cuál es su gran cuenta pendiente. «Cuando haces todo con amor y trabajo es difícil que te pase algo malo, pero hay un objetivo que tengo y es salir campeón y ascender con López. En inferiores tengo torneos, medallas, de todo. Pero no en Primera. Es un club humilde que está para grande», concluyó el joven también hincha de Boca y amante del boxeo.

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