Maximiliano Pérez nació el 17 de marzo del 2004 con apenas 7 meses de gestación. Adriana García dio a luz al pequeño y con tan solo tres meses de vida fue diagnosticado con apnea.
Debido a eso, Maxi quedo internado bajo tratamiento y fue derivado a un oftalmólogo, quien comunicó a sus padres que el niño había perdido la visión. Sin embargo, la familia Pérez siguió peleándola y tras derivar al pequeño a la Escuela Braille, una serie de exámenes determinaron que no había perdido del todo la visión.
“Regresé al doctor donde lo revisaban y nos comunicaron que el ojo izquierdo lo había perdido por el desprendimiento de retina pero el ojo derecho no lo había perdido, ya que el desprendimiento de retina se había detenido, él quedó viendo un 35 % del ojo derecho”, contó su mamá Adriana.
Maxi vivió en esas condiciones hasta los 15 años de edad, cuando se le desprendió la retina del único ojo que veía. Eso ocurrió el primero de agosto del 2019, al día siguiente lo operaron de urgencias teniendo un gran resultado y quedando muy bien.
Desde agosto hasta noviembre, Maxi tuvo muchos controles de por medio. Lamentablemente Adriana empezó a notar algunas acciones de Maxi que le llamaron la atención: “Cuando llegaba la noche mi hijo se iba adentro de casa, eso comenzó hacer por varios días y él no decía nada, hasta que un día le consulte si le pasaba algo, y me respondió que no veía bien cuando anochecía”.
Todo lo sucedido se lo comunicó al médico en el siguiente control y detectaron que el aceite siliconado que le colocaban para retener la retina en su lugar su ojito lo rechazaba, en enero del 2020 vuelven a intervenirlo quirúrgicamente, esa operación no tuvo el resultado que esperaban ya que seguía rechazando el tratamiento. Por tal motivo debieron operarlo en dos ocasiones más donde la última operación el medico decidió dejarle su ojo tal cual como lo tenía, incluyendo el retiro del lente intraocular.
Hasta el día de hoy, Maxi sigue con tratamiento, sin poder ver pero siempre contando con el apoyo incondicional de toda su familia incluyendo a sus padres y su hermanito Luciano de 9 años.
Una nueva etapa de mucha ilusión que llego a la vida de Maxi
El año pasado, en los Juegos Evita Adaptados, Maxi recibió una invitación para que pudiera participar por primera vez. En esa ocasión lo hizo en atletismo y es ahí donde conoció y nació una gran pasión por unos de los deportes más populares que tiene el programa de la Secretaría de Deportes, “Deporte Adaptado”.
Ahí mismo conoció las diferentes propuestas que este programa tenía para él, siendo la gran atracción para el joven de 17 años el ciclismo. Nunca antes los había realizado y hoy por hoy es una gran promesa que lleva a cargo el entrenador Willy Quinteros, él es el encargado y motivador de entrenarlo en su tándem.
Willy Quintero – Entrenador
«A Maxi lo conocí en los Juegos Evita compitiendo en los 100 metros y es allí donde vi las condiciones que podía desarrollar a futuro y dije, él es el compañero que necesito. Desde ese día me puse en contacto con él y comenzamos a salir a entrenar el primer.
Maxi es una persona muy activa y descubrí en él una disciplina innata para entrenar y mejorar en cada aspecto de la vida, además es un niño que aprende muy rápido, con una evolución muy veloz y con mucho auto exigencia, lo que lo hace un compañero ideal para el tándem.
Es sorprendente lo rápido que se adaptó al ciclismo y a la alta exigencia, cabe recordar que el veía hasta hace 2 años, lo que le da una muy buena habilidad para coordinar nuevos movimientos que si lo hacemos con alguien de toda la vida ciego es muy difícil hacerle incorporar nuevos movimientos y posturas».