El “hombre Dakar en San Juan” mostró su lado B y sus diferentes etapas en el deporte.
– ¿Qué recuerdos tenés de la infancia?
– Los mejores, es una etapa muy linda de la vida. Tuve la suerte de compartirla con mi familia y el recuerdo más lindo que tengo es de la época que vivimos al lado del Club Banco Hispano, donde compartíamos tardes, días completos en el club haciendo todas las disciplinas deportivas que podíamos. Jugábamos fútbol, básquet, vóley, tenis, durante muchos años practiqué tenis, así que tengo una infancia muy relacionada al deporte gracias a mi padre que siempre me motivó y apoyó mucho para el deporte así que, básicamente, la felicidad de todo niño que se crio basado en el deporte, en el compañerismo, en ese tipo de valores que son tan lindos y que nos dejan una enseñanza y que nos dan un perfil para la vida que bueno, que después pudimos plasmar en otras disciplinas también.
– Hablando de valores, ¿Cuáles son los que transmite el deporte?
– Creo que el deporte en sí transmite muchos valores y te genera una cultura que perdura para toda la vida. La responsabilidad, el esfuerzo, el sacrificio, el generar a través del entrenamiento, de la preparación, la búsqueda de resultados que después creo que en la vida es muy lindo para aplicarlo en todo, en lo laboral, en la preparación con nuestros estudios. Creo que el deporte te da una base que a partir de ahí uno puede progresar en todos los aspectos de la vida.
– Practicaste muchos deportes pero te quedaste con el motociclismo, ¿Cómo nació esa pasión?
– Creo que nací con esa pasión por las motos, el amor a las motos, a la competencia de motos. Yo recuerdo de muy chiquito una campaña de alguna gaseosa, el cambio de tapitas por figuritas o por carpetas. Había una carpeta de autos y una carpeta de motos y yo elegía la moto. Y elegía la moto de cross, como le decimos nosotros, que después bueno fui mutando un poco el gusto por el enduro y luego el sueño del Dakar se fue plasmando un poquito más de grande.
– ¿Cuáles fueron tus competencias más importantes?
– Hay muchas anécdotas y muchas carreras importantes. Creo que hemos tenido la suerte de competir en las carreras más importantes del mundo, como el Dakar, como el Mundial de enduro, latinoamericanos de enduro, muchos campeonatos argentinos de enduro y de cross country. Así que he tenido la suerte de competir en mundiales acá en San Juan, así que bueno, nada, rutas 40, fechas por el campeonato mundial de cross country. Así que bueno hemos participado de la mayoría de las carreras más importantes del mundo, así que tengo muchísimas experiencias, muchísimas anécdotas para compartir de esas, anécdotas que muchas son de lo deportivo, muchas son extradeportivas, que rozan un poco lo humanitario como haber asistido a amigos que estaban accidentados y corría riesgo su vida, y nosotros haberlos ayudado para que puedan superar ese trance. O de lo deportivo haber tenido triunfos muy buenos y bueno, distintas facetas que, como te digo, podríamos ponernos a conversar muchas horas de contarte anécdotas de Dakar, de cosas que nos tocaron vivir, roturas de motor y una remolcada por un amigo donde bueno, se prevaleció la amistad y el compañerismo por delante de la competencia, que me remolcó algo así como 14 horas para poder terminar la etapa y que los mecánicos pudieran solucionar el problema mecánico en la moto y largar al otro día. Entonces ahí podemos hablar de superación, de no rendirse nunca, de bueno, siempre tener la mente fija en el objetivo y poder cumplirlo.
– Hay una anécdota en particular con Pablo Bustamente, ¿Cómo nació esa amistad?
– Sí, fue en el Dakar 2016. Habíamos partido desde Jujuy e íbamos rumbo a Uyuni en Bolivia. Era un día muy frío y teníamos que recorrer muchos kilómetros ese día, más de 700. Al principio de la especial comenzamos a tener problemas de motor, hasta que se rompió directamente cerca del kilómetro 50 se rompió. Aparece un argentino, Sebastián Urquia, un amigo con una moto y me remolca hasta el CP1 donde está la organización y tienen toda la estructura para pedir auxilio. Yo a ese momento pensaba que la carrera se podía haber terminado para mí porque faltaban más de 350 kilómetros para llegar al próximo vivac. Entonces realmente era muy difícil poder continuar con esas condiciones que estábamos. Bueno, ahí en el CP1 comencé a comunicarme con el equipo, comunicarme con mi padre que estaba en Argentina, el equipo ya estaba en Bolivia, sobre todo para transmitir la tranquilidad de que yo estaba bien, que no me iban a poder ver en los seguidores virtuales de Internet porque iba a estar detenido, pero que bueno yo estaba bien, que se queden tranquilos, bueno, y comenzamos las charlas con mi padre. Tratá de seguir, fíjate, y bueno tratar de armar un poco de estrategia para ver qué poder hacer hasta que fuimos charlando con muchos pilotos hasta que llega Pablo Bustamente, compañero que integraba el mismo equipo que yo, un amigo que nos habíamos hecho en la vida de competencia del Dakar, de los campeonatos nacionales de cross country. Y me dice ¿qué pasó?, se me rompió el motor, bueno vamos que te llevo. ¿Estás seguro? le digo, mirá que son 300 kilómetros. Vamos, los argentinos nos ayudamos, no te voy a dejar tirado acá. Y así surge ese día épico. Creo que pudimos vivir que realmente, como te digo, fueron más de 14 horas, no sé cuánto estuvimos remolcados desde la mañana hasta la 1:30 de la mañana del otro día. Más de 350 kilómetros subimos a 5.000 metros. Había nieve, hacía un frío terrible. Mi moto se quedó sin batería, entonces no había luz. Se hizo la noche y tenía que andar remolcado por un cuatri y de noche. Siempre cuento que literalmente me caí más de 50 veces, pero reales, fueron 50 veces, la moto realmente cuando llegó al vivac, más allá del problema mecánico, estaba destruida de los golpes y yo también tenía golpes y raspones por todos lados. Pero bueno, sacamos fuerzas de ese lugar que uno no sabe dónde las tiene, nos habíamos preparado físicamente muy bien y pudimos hacerlo, pudimos concretar, pudimos llegar y bueno, realmente un acto de amistad y de valentía de parte de Pablo y de compañerismo que me acompañó en ese día tan difícil. Y logramos llegar a Uyuni, logramos descansar dos o tres horas esa noche y pudimos salir al otro día con la moto en funcionamiento, pero en muy mal estado seguía estando porque seguía muy golpeada y volvíamos ese día siguiente, volvíamos a Salta con suerte que era el día de descanso, así que los mecánicos pudieron trabajar y reparar la moto y bueno y pudimos continuar en carrera y llegar a San Juan a los cuatro o cinco días y poder pasar por acá. Hicimos una gran etapa, la etapa de San Juan aprovechando la localía así que fue parte de uno de mis seis Dakar que por suerte pudimos terminar todos y donde hay historias de este tipo que contar, pero que se yo, creo que lo más lindo es eso, es plantearse el objetivo, es buscarse siempre el objetivo, prepararse, hacer una estrategia y poder concretarlo.
– Luego de correr seis ediciones de Dakar, ¿cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo?
– Hoy tenemos objetivos más a corto plazo. Lamentablemente la situación en la que vivimos con la pandemia cambió nuestros objetivos, cambió nuestra forma de pensar, nuestra forma de ver las cosas, porque bueno, la situación da lo que uno dice, las cancelaciones, las situaciones epidemiológicas no lo practican, entonces planteamos objetivos a corto plazo. Tuvimos la suerte de participar en el Sudamérica Rally Race en el mes de febrero, ganar, lo cual nos dio una alegría enorme y una satisfacción y ese golpecito de motivación que nos hacía falta para seguir. Ahora nuestro objetivo es continuar con el campeonato nacional de cross country, de rally raid, y bueno el Dakar siempre está presente. Sabemos que es un objetivo difícil por lo que charlábamos, por todo lo que pasa, pero bueno, queremos hacer un Dakar más en mi carrera deportiva hay Dakar todavía.
– ¿Qué sentimientos te despierta correr el Dakar?
– Un orgullo enorme. Yo lo soñé, lo soñé de chiquito siempre, siempre soñaba con correr el Dakar y soñaba con llevar la bandera de San Juan, la bandera Argentina, recorrer distintos países y bueno, he podido hacerlo y me llena de orgullo, me emociona contarlo lo he hecho en Bolivia, lo he hecho en Paraguay, lo he hecho en Perú, lo he hecho en Chile y bueno he tenido la suerte de participar, de atravesar países con nuestra bandera, siempre San Juan en el pecho y bueno, para mí es un orgullo enorme y me emociona poder haberlo vivido y recordarlo en este momento también es muy lindo.