Li Fabin estuvo a la altura de las expectativas este domingo al colgarse la medalla de oro en la prueba de levantamiento de pesa. El chino que fue campeón del Mundial de Halterofilia en 2019 y subcampeón en 2018 era una de las máximas esperanzas de su nación para subirse a la cima del podio y lo hizo de una manera única que dejó boquiabiertos a los fanáticos.
Es que el deportista de 28 años logró levantar 166 kilogramos (casi tres veces su peso) en su apertura clean and jerk y se dio el lujo de poner su pierna derecha en el aire una vez que la barra estaba sobre su cabeza. La técnica mediáticamente bautizada como Flamenco no es para nada común y nunca se había visto en este nivel de competencia. Además, pese a su rareza no es considerada ilegal.
Li Fabin ya la había realizado en otras competencias y al ser consultado había dejado en claro que no lo hacía para fanfarronear ni para menospreciar la prueba, sino que le es necesario para mantener el equilibrio. “Tengo una fuerza y unos músculos centrales muy fuertes”, declaró este fin de semana y agregó: “Sé que este movimiento agrada a la audiencia, pero no sugiero que la gente haga el mismo movimiento. Podría provocar lesiones“. En este sentido, insistió: “Pararse sobre una pierna no es un movimiento de equilibrio normal. Solo puedo hacerlo porque tengo una gran fuerza en los músculos de la base y el abdomen”.
Vale mencionar que en este deporte los atletas tienen dos tipos de movimientos: clean and jerk y Snatch. Después de hacer tres intentos en cada uno, sus mejores performances son las que quedan registradas para sumarse y dar el peso final. Quien más acumule es el ganador.
La final de halterofilia de la categoría de 61 kilogramos se definió entre Li Fabin y Eko Yuli Irawan, quien venía de ser campeón de los Juegos Asiáticos. El chino se subió a la cima del podio al levantar más tarde 172 kilos en clean and jerk (aunque en esa ocasión no usó la técnica del Flamenco), que sumado a los 141 kilos logrados con el movimiento Snatch pudo completar un total de 313 kilos.
El hombre nacido en Indonesia tuvo que conformarse con la plata, pero esta presea significó que se convirtió en el atleta olímpico más condecorado de su país después de los bronces en los Juegos de Londres y Beijing. El joven de 32 años de la zona rural de Lampung en Sumatra, que pastoreaba cabras cuando era niño, se unió a los cuatro veces medallistas estadounidense Norbert Schemansky, Ronny Weller de Alemania, Nikolay Pechalov de Bulgaria y Pyrros Dimas de Grecia.
Irawan lamentó su preparación interrumpida en Indonesia devastada por el coronavirus. “El entrenamiento fue más duro, sí”, dijo a la agencia de noticias AFP y añadió: “Hemos estado entrenando en el encierro de Covid desde enero”. Por su parte, el joven kazajo de 22 años, Igor Son, se adjudicó el bronce con un total de 294 kg.