Pese a sus jóvenes 26 años, es un arquero experimentado que arrancó su carrera en Colón Junior y actualmente defiende los tres palos de Rivadavia de La Bebida. El fútbol ocupa una parte importante de su vida, una fundamental. Es el deporte que ama, “un cable a tierra”, como dice.
Ezequiel Herrera comenzó en el Merengue cuando era todavía un niño. Pese a que en el barrio en el que vivía había clubes para elegir, sus padres decidieron llevarlo hasta allí, para evitar los peligros de las malas juntas. “La zona donde vivíamos era medio complicada y mis viejos decidieron llevarme a Colón que era unos de los clubes más cercano y gracias a Dios empecé por distraerme un poco y hoy en día puedo seguir jugando. Habían muchas drogas de por medio y robos a plena luz del día, y no quería llegar a eso”, contó en diálogo con La Excusa Deportiva.
Herrera debutó en un Torneo del Interior. “El partido se jugó en nuestra cancha, con Cachilo Magallanes de técnico. Fue contra San Isidro de San Martín. Entré desde el banco en un segundo tiempo. Ganamos 3 a 1. Tuve muy poca participación, porque estábamos bien parados”, recordó.
Al ser consultado sobre su mejor actuación, no dudó. “Contra Sportivo Desamparados, ellos se jugaban el descenso, creo que en 2012. Fue un partido muy intenso, con ambas parcialidades. Había bastante gente en las tribunas y eso le dio más emoción al partido”, expresó.
Ya en 2018 pasó a Trinidad, después pasó a Villa Obrera y luego a Atenas, donde salió campeón. Este año, luego del largo parate por la pandemia, llegó a Rivadavia.
Casado y con un pequeño hijo de 1 año y 7 meses, define al fútbol como su cable a tierra. “Trato de disfrutar lo más que puedo en cada momento que se juega o se entrena”, dijo. Al momento de elegir a su ídolo, sorprendió. “Siempre veía mucho a Pablo Migliore porque tenía locura para atajar”, manifestó para definir a su referente en el arco.
“Trato de aprender del día a día que pasa, ya sea entrenando, mirando videos. Siempre se aprende algo nuevo. Ahora me siento que estoy bien, pero no me pongo límites. Mis objetivos se van dando día a día, partido a partido, siempre tratando de hacer las cosas bien y que el arco termine en cero”, concluyó.