Mauricio Domínguez, el calingastino que anhela llegar a la elite del ciclismo

Mauricio Domínguez es uno de los ciclistas que integra el programa provincial de Alto Rendimiento. Sus destacadas actuaciones dentro del equipo municipal de Pocito, con podios incluidos, lo ubican en un lugar privilegiado en la actualidad del ciclismo en la provincia.

“Comencé a practicar este deporte desde muy chico. A los cinco años tuve mi primera bicicleta, en eso tuvo mucho que ver mi abuelo que organizaba carreras. Siempre me quedará patente mi primera carrera en la plaza de Tamberías, donde yo vivía. Al principio lo tomaba como un juego hasta que empecé a practicar de un modo más profesional”, contó el deportista.

El pedalero ganó sus primeras competencias en su Calingasta natal, una de ellas fue en homenaje a su departamento. A los 14 años comenzó un crecimiento importante dentro de esta disciplina deportiva, cuando en la Capital sanjuanina empezó a entrenar con Daniel Juárez, reconocido ciclista. El salto más grande lo dio cuando fue fichado por el equipo Municipalidad de Pocito.

Sus mejores resultados dentro de este deporte los logró en la categoría Junior. Alcanzó la clásica San Juan – Mendoza, consiguió el Campeonato Argentino de Pista en Vueltas Puntuables, ganó dos nacionales y se colgó medalla en los Juegos Binacionales del año 2019 en San Juan. “Estoy muy feliz por mi carrera deportiva hasta el momento, empecé desde muy chico y llegué a un equipo grande de la provincia. Estoy siempre ubicado entre los 10 mejores de la Argentina en Sub 23 y me siento muy contento por la temporada realizada”, agregó Domínguez.

Con 20 años cumplidos el 22 de diciembre pasado, tiene como objetivo a corto plazo ganar un campeonato argentino de pista en categoría Elite o adjudicarse una temporada rutera en la provincia. “Mi sueño mayor es integrar un selectivo argentino y estar en un equipo importante de Europa”, cerró diciendo.

Una anécdota

“En una de mis primeras carreras en Calingasta, me bajé de la bicicleta en un momento y les dije a mis viejos que no podía correr, que no daba más. Ellos me alentaron a seguir, por eso le puse ganas y sentí que corría con todo el empuje de mi familia. Desde ahí me di cuenta de que debo trabajar más con la mente que con las piernas, y con el corazón en la mano”.

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