¿Cómo fue que pasó esto? ¿Con todo lo que tengo pendiente para hacer, cómo es que me convencieron de hacer esta locura? Me acuerdo la cara de huevón que puso el Lechuza cuando me lo propuso. Y cuando le pregunté en modo inquisitorio si me estaba hablando en serio, sólo atinó a sacar el labio inferior un poco para afuera mientras lo apretaba con el de arriba, antes de responderme:
-¿Y por qué no?
-Porque es un vagón de guita, infeliz!
-Lo tarjeteamos!
-Claro! Si está tranquilo como para endeudarse en dólares!
-No seas cagón! Te vas a conformar con haber ido sólo al de Brasil? Al de Brasil fueron 200 mil argentinos! Era fácil. Éste es más una patriada!
-Me viste cara de prócer a mí?
-No, pero tampoco te tenía tan cagón. Mirá, hay una oferta piola por Fly Emirates. Yo ya saqué. Apurate que se cae.
Y el muy pelotudo se fue. Sin dejarme derecho a réplica.
Después, a la cagada me la mando yo. Calentón como soy, me enganché pensando en la propuesta. Y para ser sincero, para analizar si había algún resquicio de probabilidad. Casi descarto por completo cuando verifiqué que la oferta de Fly Emirates ya se había agotado. Por las dudas, tiré una consulta en uno de esos portales de turismo que te presentan un millón de opciones para que elijas, y sin encontrar algo realmente accesible, cerré la página y decidí abortar la idea. Me había dado un rapto de cordura, pero (para ser sincero) también un poco de pena el confirmar que realmente era una locura.
Pero al otro día, me llegó un mail desde el portal que había consultado, indicando que habían encontrado una propuesta mucho más barata que las que me informaron en esa oportunidad. Y la verdad es que estaba mucho más barato. Había que hacer algunas combinaciones, y gastar algunas horitas en algún que otro aeropuerto. Pero se podía pagar en 12 cuotas sin interés en pesos!!! Y me mandé…
Después de confirmar la operación, repasé el itinerario: Córdoba – Ezeiza. Ezeiza – Madrid. Madrid – Frankfurt. Para finalmente hacer el último tramo: Frankfurt – Moscú. 51 horas, si no se atrasa ningún vuelo. Lo llamé al Lechuza, y le dije que me anote para compartir el gasto del alojamiento
-Ya lo hice, Papá!!! – me respondió antes de emitir un alarido de júbilo.
-Sos un hijo de puta – es todo lo que me salió
Y aquí estoy, esperando en el aeropuerto de Frankfurt. Por whatsapp, ya me llegaron las fotos del Lechuza mostrándome el departamento alquilado (él ya llegó hace casi un día completo). También envía foto con otros hinchas de Belgrano tomando cerveza en algún bar de Moscú. Se los ve a todos eufóricos. Saco una foto, y se la envío como respuesta. Al repasarla, me convenzo:
-Menos mal que este pelotudo me convenció! Va a estar bueno…