Tiene 20 años y comenzó a jugar al básquet por una recomendación médica. Si bien en su mente estaba el fútbol como prioridad, su padre no quiso saber nada con eso y debió inclinarse por la naranja, sin saber que se convertiría en una pasión incontrolable. «Comencé a jugar a los 16 por una cuestión de salud. Me diagnosticaron epilepsia transitoria y mi médico me dijo que tenía que comenzar un deporte sí o sí para mejorar. Yo siempre quise jugar al fútbol, pero mi papá no estaba de acuerdo…
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