Un ejemplo de superación y esfuerzo. Un pibe humilde que se las rebusca para ayudar a su familia y además cumplir el sueño de su vida: ser futbolista. Maximiliano Javier Herrera juega en Árbol Verde, el club de sus amores. Delantero, se gana la vida juntando cartones. Y si bien no es fácil, no es algo que lo avergüense. Más bien lo llena de orgullo. Es que no es nada fácil y lo hace con mucho amor. Por él y por los suyos.
Maxi comenzó a jugar siendo pequeño, en las inferiores del conjunto del Barrio Cabot. «Después pasé a Juventud De Norte, de la Liga de Chimbas y regresé al Verdolaga para jugar en 4ta División. Debuté en Primera a los 17 contra Unión», contó el joven de 24 años en diálogo con La Excusa Deportiva.
Con respecto a ese partido, añadió: «Fue algo muy lindo compartir cancha con jugadores muy buenos como Elias Oballes, Diego Rivero, Braian Juárez… La cancha de Union estaba llena, la gente cantando, con trompetas. Todo fue algo muy lindo».
Como buen centrodelantero, Herrera suele desempeñarse cerca del área. «Tengo muy buena pegada y soy muy bueno con los pies. También hago goles, tengo racha», dijo el Gallo, como lo conocen.
«Lo mejor que me regaló el fútbol fue jugar en Primera con los colores que más amo», señaló en referencia a su querido Árbol Verde. «¿Lo peor? Errar un penal frente a Picón. Me quedé con una angustia grande», sostuvo el Maximiliano que sueña con poder lograr el ansiado ascenso.
«Soy un pide humilde, laburo juntando cartones y no me da vergüenza decirlo. Mi día a día es sencillo. Me Levanto, tomo mate, juego con mi sobrino un poco y me voy a trabajar. Después llego y salgo a entrenar», señaló el chico que tiene como ídolos a Martín Palermo y a Paulo Oballes.
«Tengo una hermosa familia. Mi mamá que me acompañó siempre, mis hermanas Tania Milagros y Alma, y dos sobrinos, los amores de mi vida, Luz y Michel. También mi papá que me alienta siempre. Lo que más deseo es poder darle todo a ellos jugando a la pelota», finalizó.