Tiene 21 años y si bien ama el fútbol con locura, no siempre la pasó bien a lo largo de su carrera. Agustín Costa estuvo a punto de dejarlo todo. Sin embargo, con mucha lucha, perseverancia y al apoyo fundamental de su novia, siguió jugando y ahora busca un ascenso con Centenario Olímipico.
El chico es marcador central y se formó en Peñarol. Allí llegó hasta la Cuarta División, sin poder debutar en Primera. Es que sufrió un bajón anímico que casi lo aleja del deporte. «Me ha costado bastante. En el Bohemio pasé por cosas feas. Hubo un DT que me destrozó la cabeza, me mató. Quise dejar el fútbol, pero seguía y seguía intentando, sienpre chocando contra la pared», contó el defensor en diálogo con La Excusa Deportiva.
Sin querer dar nombres, Costa contó que con el entrenador «se había creado un lazo de amistad y eso se mezcló». «Entre chiste y chiste me decía cosas malas. Me caí de cabeza, al último no podía ni parar una pelota. Me decía bruto y yo lo terminaba sintiendo. Mi novia fue fundamental para que no tire todo a la basura», confesó.
«Ahí decidí bajar y probar en la B Local. Y empecé a jugar desde el primer partido, desde la fecha uno. Siendo titular o desde el banco. Recuerdo que mi debut fue contra Los Pumas en cancha de Rivera. Era un equipo nuevo, la cancha difícil, no estaba acostumbrado. Pensé que iba a estar nervioso, pero no, muy tranquilo. Recibí mucho apoyo de mis compañeros, eso es importantísimo porque el jugador debe estar excelente de cabeza», remarcó.
A la hora de definirse como futbolista, no duda: «soy rústico, me gusta ir al choque, cabecear, trabar». Y con esas características, los nombres de sus referentes caen de maduros: el Cuti Romero, Licha Martínez, Marcos Rojo y Nicolás Otamendi.
Con respecto a la actualidad del conjunto de Chimbas, Agustín indicó que «se han ido muchos jugadores, no tenemos tanto apoyo economico de los dirigentes. A los partidos tenemos que viajar cada uno en su movilidad. Ellos sabrán como se manejan. Estamos armando algo con los que quedaron para buscar el segundo ascenso. Que sea lo que Dios quiera».
Hincha del fútbol en general, el central manifestó que si bien sigue simpatizando por River y San Martín, con los años fue perdiendo el fanatismo.
«Sueño con llegar lejos en el fútbol. También regalare una casa a mi mamá, que deje de trabajar tanto para pagar el alquilar», finalizó.