Tiene 20 años y se formó futbolísticamente en San Martín, club del que es hincha y en el que le gustaría tener otra oportunidad. Román Aciar llegó al Verdinegro siendo muy chico, con 9 años, y jugó ahí hasta la Sexta. Después llegó la pandemia, el largo parate y el tentador llamado del ‘Coneja’ Díaz para incorporarlo a Juventud Zondina.
«Juego de lateral y carrilero por derecha, también lo puedo hacer de central. «Este es mi segundo año en el club, mi pase todavía pertenece a San Martín. A los 4 años iba a una escuelita de la Villa Carolina, de donde son mis abuelos. Ahí me crié, jugaba con mis primos. Después tuve un paso corto por Trinidad», contó en diálogo con La Excusa Deportiva.
Aciar debutó en primera el años pasado, frente a Rawson Junior. «Fue en nuestra cancha y ganamos 2 a 0. Me puse muy feliz porque sabía que era un paso importante para mi carrera futbolística, para aspirar a más. Gracias a Dios el objetivo personal que tenía lo logré, que era tener rodaje, roce Primera. Y el objetivo grupal también lo logramos, que era el ascenso», añadió.
«El fútbol me ha dado cosas hermosas, todos los momentos vividos, los viajes… competir a nivel nacional, que mi familia me vea jugar, que me vean salir campeón», confesó. Y si bien no encuentra un costado negativo en el deporte, lamenta haber perdido fechas familiares importantes para compartir. «El fútbol es así, tengo en claro que todo sacrificio tiene su recompensa», confió.
Mientras realizó las inferiores, el joven compartió cancha con varios jugadores que están teniendo rodaje en Primera, también en la Selección Argentina e inclusive en equipos de Europa. Uno con el que me tocó compartir camiseta y que me enseñó mucho y me sigue enseñando, aconsejando, es Walter Olivares. Compartimos el ascenso y la banda derecha», recordó.
Román Aciar sueña con pegar el salto: «por qué no soñar. Me gustaría jugar en Argentina u otro país, un Federal A, en Primera División… Me esfuerzo mucho y trato de dar lo mejor de mí», agregó.
El joven se considera constante en lo que hace, le gusta el sacrificio, entrenar. «Vivo cerca del Estadio del Bicentenario y todos los días voy a Zonda. Lo hago feliz porque algún día me va a dar frutos. Me gusta superarme día a día».
«Mi sueño de chico es ser profesional y jugar en San Martín, el club al que amo, del que soy fanático. Voy a la cancha desde que tengo 5 años», finalizó.