El 24 de noviembre de 1918, un grupo de soñadores que se reunía en un banco de la plaza de Concepción, quería concretar la idea tan ansiada de formar un equipo de fútbol; ese deporte que habían traído los ingleses y que tanto gustó y se practicaba a lo largo y ancho de nuestro país.
Cuenta la historia que una vez que se consiguieron las bases para formar aquel club, surgió el momento de dar el nombre, de ponerle un título a la institución que estaba naciendo en la segunda década del siglo pasado.
Esa tarde, los jóvenes intercambiaban ideas, pensamientos; algunos querían que se llamara Leandro N. Alem, por la simpatía y admiración que sentían por el personaje político, se barajaron otras opciones, hasta que uno de los muchachos tiro el nombre de Peñarol, y lo justificó comentando lo que decían las noticias en aquel momento, había un club en Uruguay, muy popular, difícil de vencer por los equipos poderosos, con un gran manejo del balompié y una fuerza y destreza admirable. Esa, precisamente, era la característica deseada por ese equipo sanjuanino, por lo que los amigos se pusieron de acuerdo y le dieron fin a la reunión, el Club se llamaría Peñarol. Había nacido el Bohemio del Pueblo Viejo.
La primer canchita estuvo ubicada en calle Pedro Echagüe entre Aberastain y Caseros, luego un paso por calle Chile, a metros de Aberastain, trasladada luego algunas cuadras al Oeste, al actual predio de la sede social de Chile, entre Sarmiento y Entre Ríos. Allí llegó el idilio que sorprendió todo: Desarraigo y descenso. Las grandes tardes del Lucho Vargas o los goles de Salvador Spadano, o los toques del Beto Acosta le fueron entregando mística a esos tres colores: azul, blanco y rojo. Las interminables noches en el Bar Velázquez para revivir gestas y fracasos, los torneos veraniegos en la primera cancha con luz artificial de San Juan fueron anécdotas que enriquecieron el corazón de un club con alma.
Luego vinieron otras épocas, al final de la década del 70, llegó el momento más duro en la vida del Sportivo Peñarol: dejar la calle Chile y buscar nuevos horizontes. Fueron tiempos difíciles, la cancha quedaba chica y esto obligó a resignar su asentamiento deportivo en búsqueda de más espacios. Muchas fueron las dificultades que hubo que sortear con motivo del traslado al departamento Chimbas; muchas –también- fueron las desilusiones que debieron soportarse hasta consolidar la propiedad de aquellas desérticas seis hectáreas que se eligieron como asentamiento definitivo, donde solo había un rancho abajo de un árbol de pimiento, pero la inclaudicable lucha y el esfuerzo sin límites de todos quienes siempre han querido al bohemio, pudieron más que todos los obstáculos. Hoy el Club Sportivo Peñarol luce con orgullo el predio de calle Tucumán, en Chimbas y la sede social de calle Chile.
Las atajadas de Pedone, los cierres de Babsía y el Leto Velázquez, las genialidades de Centorisky, los goles del Tucho Méndez, las jugadas del Catita Moreno, Raúl Morel o de Matías Garrido nunca se fueron del alma Bohemia, las sostiene el pueblo de Peñarol.
La primer camiseta de Peñarol fue una blanca con una estrella azul en el pecho, con ella se jugó varios años hasta que se decidió traer un juego nuevo desde la Capital Federal.
La casaca solicitada era similar a la de Chacarita Juniors y cuenta la historia que cuando llegó el pedido con las casacas, se llevaron la sorpresa de que estaban falladas, y uno de los bastones no era negro, sino azul. Tradicionalmente la que más se ha utilizado ha sido la de bastones azul, blanco y rojo.
El estadio Ramón Pablo Rojas se encuentra ubicado en el departamento de Chimbas, en la calle Tucumán 199 Norte, metros al norte de Av. Benavidez.
El presente, lo tiene como uno de los clubes representantes de San Juan en el Torneo Federal A, con las expectativas intactas para seguir subiendo peldaños, en busca de categorías superiores en el fútbol argentino.