San Juan terminó su participación en los Juegos Binacionales Maule 2025 con seis medallas. El oro de Isabella Gómez en los 100 metros llanos, la plata de la propia velocista en los 200 metros, los bronces de José Ramos en atletismo, Facundo Tivani en ciclismo y Pía Montigel en taekwondo marcaron el ritmo de una semana intensa. Y una de las conquistas más celebradas llegó desde el vóley masculino, donde el seleccionado sanjuanino alcanzó lo más alto del podio.
En esa campaña, uno de los protagonistas fue Augusto Guevara, armador del equipo y voz autorizada para repasar cómo se vivió la experiencia desde adentro. Su testimonio sintetiza la mezcla de confianza, trabajo y presión competitiva que atravesó a un grupo que viajó a Chile decidido a cumplir un objetivo: volver con el oro.
Un grupo que sabía a lo que iba
En diálogo con EN 4D, Guevara reconoce que desde el primer día percibió que el equipo estaba para grandes cosas.
“Una experiencia bastante linda, me sentí muy bien. Con el grupo estábamos bastante confiados porque sabíamos que teníamos muy buen equipo para lograr el objetivo, que era buscar el oro. Teníamos jugadores de muy buen nivel, incluso dos chicos que vinieron de Buenos Aires para poder jugar con nosotros”, recuerda.
Esa seguridad se trasladó rápidamente a la cancha. El arranque del torneo los encontró con esa mezcla natural de nervios y expectativa, algo que el propio armador reconoce como parte del proceso.
Del nerviosismo inicial a un rendimiento sólido
“El primer partido un poquito nervioso, porque era el principio de los juegos. Pero después fuimos tomando confianza en ese mismo partido y ya estuvimos muy confiados para los siguientes. Creo que tuvimos un rendimiento bueno”, repasa.
A medida que avanzaban, el equipo se mostró más firme, imponiendo su juego y logrando la consistencia necesaria para llegar a la final con autoridad.
La final: entre la presión y el temple competitivo
Llegado el partido decisivo, la responsabilidad pesó. San Juan sabía que tenía plantel para consagrarse, y ese mismo conocimiento generó tensión.
“En la final yo creo que sí jugaron un poco en contra de los nervios, porque al saber que teníamos un equipo para ganar, estaba esa presión de ‘¿qué va a pasar si no lo hacemos?’. Pero después lo supimos manejar. Ganamos el primer set, perdimos el segundo, y el grupo siempre acompañando. Logramos ganar el tercero cómodos también”, relata el sanjuanino.
La solidez mental fue clave para cerrar un partido que pudo haberse complicado, pero que terminó confirmando el potencial del plantel.
Entrenar donde se pueda: el esfuerzo detrás del logro
Lejos de las luces del último partido, Guevara destaca el proceso previo como un factor determinante.
“El proceso estuvo bastante bueno porque los chicos y los profes siempre estaban dispuestos a que entrenemos en cualquier lugar. Estuvo muy bueno. Los chicos lo hicieron muy lindo y lo de la lista… no estaba nervioso, pero siempre hay algo porque es la lista de la selección”, resume.
Ese compromiso colectivo permitió consolidar un plantel unido, dispuesto a adaptarse a cualquier circunstancia.
Una delegación que dejó huella
Este año, 160 deportistas sanjuaninos viajaron a Chile para representar a la provincia en nueve disciplinas. Más allá de los resultados, el balance general dejó sensaciones de crecimiento, integración y proyección a futuro.
Con una cosecha de seis medallas y una delegación que mostró compromiso en cada presentación, San Juan ya piensa en la próxima edición de los Juegos Binacionales, que en 2026 tendrán sede en Mendoza.
Al final de la nota, los lectores podrán ver la entrevista completa con Augusto Guevara, donde repasa más detalles de la experiencia y del logro obtenido en Maule.