Luciano “Lucho” Carrizo, con apenas 11 años empezó a entrenar formalmente, pero su vínculo con el deporte comenzó mucho antes, en las clases mixtas de educación física durante la primaria. En entrevista con La Excusa Deportiva, contó cómo fue ese camino y por qué eligió un puesto tan particular como el de arquero.
De la escuela al arco: los inicios
Carrizo recuerda con naturalidad cómo el handball llegó a su vida casi por casualidad, pero también cómo rápidamente encontró su lugar bajo los tres palos.
“Nada, principalmente en la primaria hacíamos handball, una mezcla entre hombres y mujeres y bueno, hasta que me decidí de ir al arco, porque al ser tanto, la mayoría no agarraba la pelota y me empezó a gustar. Después en la secundaria nos buscaron para entrenar y bueno, ya oficialmente con 11 años empecé a entrenar.”
Lo que se siente al defender el arco
Para Lucho, el arco no solo es un puesto de responsabilidad, sino también un lugar en el que disfruta dejarlo todo por el equipo.
“Sí, me encanta. No es que no se pueda describir, pero es lindo saber que dejas todo en cada jugada y que no necesariamente te tienes que lesionar o te tienen que venir a golpear como en otros deportes.”
La relación con el equipo y la adaptación
Con una pretemporada que le permitió agarrar ritmo y confianza, el arquero destacó el buen ambiente que se vive dentro del grupo, a pesar de las diferencias de edad.
“No, muy bien, ya hace bastantes meses que yo estaba en pretemporada, así que empecé a agarrar ritmo y nada, empecé a tener buena… nos llevamos bien con los chicos poco a poco porque somos de distintas edades, así que bueno.”
Una titularidad muy emotiva
El fin de semana pasado, Carrizo tuvo la oportunidad de ser titular, una experiencia que lo marcó tanto desde lo anímico como desde lo deportivo.
“Cuando entré de titular me exalté mucho y estaba ahí como muy emocionado, se me movían los pelos de un lado para el otro, así que después con el paso de los minutos me sentía más cómodo.”
El vínculo con Gustavo, su compañero de puesto
Lucho también valoró su relación con Gustavo, otro de los arqueros del plantel, a quien describió con palabras de admiración y respeto.
“Con Gustavo, que no pudo asistir ahora, es muy bueno, muy buena gente, compañero, muy reservado, muy calladito pero muy respetuoso por sobre todo y muy buen arquero.”
¿Hay que estar un poco loco para ser arquero?
Con humor y sinceridad, Carrizo habló de las exigencias del puesto y de ese “toque de locura” que, según muchos, define a quienes se paran bajo los tres palos.
“Sí, demasiado, demasiado loco y recibir todos los golpes, no golpes de patadas o piñas sino golpes con el impacto de la pelota y todo eso y estar fuerte para el momento, la ocasión y saber reponerse y estar mucho mejor después de cada jugada.”