La hinchada del Club Atlético Unión comenzó a hacerse notar por las calles de Rawson y principalmente de Villa Krause, desde muy temprano el domingo de finalísima de la Copa de Campeones, que organiza por en su 55ª versión la Federación Sanjuanina de Fútbol.
Los Azules querían ir por algo que les trajera devuelta glorias perdidas de cuando llegaron a competir por el Federal A. Y la dulce miel de esa gloria estaba en un panal que fue el coloso del fútbol provincial, el Estadio San Juan del Bicentenario. El rival: San Miguel de Albardón, que apiñaba su pequeña pero cumplidora barra en la Norte, para hacer frente al vendaval de gente que era Unión.
Ya recién pasado el mediodía se hacían notar las parcialidades de la potente barra azul, La Famosa Banda de Unión. Esta vez volvía la posibilidad de ir en masa a un estadio ajeno, pero de todos los sanjuaninos.
Así avanzaban los piños con sus trapos desde sectores como Barrio Estación o Vidart, los lienzos identificando de donde venía cada grupo. De las calles más céntricas de Villa Krause también portaban sus banderas de identidad los de “La Calvento”, “La Sivori”, “La Devoto” y tantas más.
Las previas se sucedían en quizás una centena de patios y entradas de casas, en villas, en barrios, en la zona rural circundante al estadio. Y las caravanas de autos y colectivos especialmente contratados para la jornada, se organizaban desde las calles adyacentes a las troncales, buscando Mendoza, luego calle 7, para desembocar a la Ruta 40 justo ante el Gigante de Pocito.
El asunto estaba para grandes cosas, la comitiva de «La Famosa» y el pueblo de Los Azules venía liderada por una limusina, jugados por el gran momento. Y la balanza de la virtud y la fortuna estuvieron para toda esa gente que fecha a fecha y toda la fase eliminatoria siguió a Unión.
Bastó ese gol impecable, a los once minutos del segundo tiempo, de Marcelo Simone, que tras una jugada en profundidad y de gran velocidad, definió al primer palo ante la salida del arquero Leonardo Ávila.
El resto de la etapa complementaria fue solo aguantar los embates de los albardoneros, que dieron una ofensiva sostenida que pudo terminar en gol en los últimos pasajes del partido. Pero fue cosa de aguante, y en eso estuvieron siempre primero, los jugadores. Pero claves, sin duda, fue el pueblo azul y su Famosa Banda de Unión, que de a miles coparon buena parte del Bicentenario, el Coloso de Pocito.