Tiene 36 años y casi toda su carrera como fútbolista la desarrolló en Instituto La Laja, el club de sus amores. Allí comenzó a jugar siendo muy chico y allí disputó su último partido. Y si bien fue un retiro obligado por las lesiones recurrentes, sabe que dejó todo cada vez que entró a la cancha y eso lo hace muy feliz.
«Entendí que con tantas lesiones no le sumaba al equipo y decidí no seguir, pero un momento triste que es dejar de jugar se convirtió en algo muy lindo para mí, con el reconocimiento de mis compañeros, técnico e hinchas», dijo Roberto Bolado en diálogo con La Excusa Deportiva. «Siempre es un sueño retirarte campeón, pero no me puedo quejar, fue una despedida con un grupo hermoso, un DT que se portó muy bien conmigo y en la cancha me acompañaron mi bebé Pablito, mi señora y mi mamá. Fue un momento hermoso para mí», agregó.
Bolado sólo dejó Instituto para jugar un tiempo en Los Andes y San Martín. «Volví porque La Laja es mi casa», sostuvo quien supo desempeñarse como volante por derecha a lo largo de su carrera.
«Lo mejor que me dio el fútbol sin dudas son los amigos y también la motivación de siempre entrenar y tratar de ser mejor. Lo peor, alguna frustración, pero son muchas más las cosas buenas», indicó.
Roberto tuvo la fortuna de salir campeón en varias oportunidades, pero hay un título que tiene un sabor especial para él. «Fue el que ganamos cuando hacía 20 años que Instituto no salía campeón. Soy muy malo con las fechas, pero creo que fue en 2011 . Lo más lindo de ese campeonato fue la semifinal contra Sport, nuestro clásico. Habíamos perdido el partido de ida y empezamos perdiendo el de vuelta, pero en el segundo tiempo lo dimos vuelta y lo ganamos por penales… fue un momento increíble», recordó. La final fue con triunfo frente a Deportivo Rincón, también con tiros desde los doce pasos.