Fanático de Centenario Olímpico, como tradición familiar. El Fortín del Norte es pilar fundamental en la vida de los Robledo y él, Gonzalo, además se a el lujo de defender los colores dentro de la cancha. Y lo hace a pura pasión, como corresponde.
Con 20 años sobre sus espaldas, juega como lateral derecho. «Empecé en Centenario cuando era muy chico y después tuve algunos pasos por Sportivo Desamparados, Colón Junior y López Peláez, donde debuté en Primera. Fue hace dos años, recuerdo que sentía una gran alegría por mí, porque todo el esfuerzo que había hecho estaba dando su frutos. Me acuerdo que estaba muy nervioso porque era el más chico del plantel. Pero gracias a Dios pude demostrar que podía jugar», dijo en diálogo con La Excusa Deportiva.
Sin embargo, la sangre tira y regresó al conjunto de Chimbas. «Mi abuelo es socio del club, mi papá era dirigente, pero falleció este año. Siempre mi familia fue fanática, casi todos están acá», comentó.
Gonzalo se define como un jugador «responsable», que siempre da el cien por ciento «para superarme cada día y poder mejorar».
«Mi sueño es poder jugar en Primera, en un equipo grande o conocido, y poder firmar mi primer contrato de manera profesional», confesó.
Pese a su corta edad, tiene muchos recuerdos ligados al mundo del fútbol. Muchos alegres, otros dolorosos. «Lo peor fue la muerte de mi papá… Él era muy compañero mío y siempre estuvo y me apoyó en todo momento. También tuve una lesión grave por la que no pude jugar por un año». ¿Lo mejor? «Poder hacerme más profesional… en cada equipo que me tocó jugar me llevé algo distinto. Aprendí muchos valores, enseñanzas y a como llevar mi vida con este deporte. Tambien conocí mucha gente y amigos», concluyó.