Bruno Lima fue el máximo anotador de la selección argentina de vóley en los Juegos Olímpicos pero por su humildad sólo se enfoca en disfrutar el histórico logro conseguido en equipo, que es nada más y nada menos que la medalla de bronce en Tokio 2020. «Todavía no lo puedo creer, pero nos merecíamos esta medalla, ahora a disfrutarla», afirmó el opuesto a LA EXCUSA DEPORTIVA una vez terminado el partido disputado en el Ariake Arena.
El sanjuanino compartió el triunfo con toda la gente de San Jua y de Argentina y reconoció que tendrá que cumplir varias promesas, entre la que escogió una que deberá cumplir con Rodrigo Quiroga, aunque no mencionó de que se trata. Además, recordó el duro momento que debió vivir en 2014, cuando una extraña enfermedad no solo postergó su debut en la selección mayor (que participó en los Sudamericanos Santiago 2014) sino que, reconoció, le modificó la perspectiva que tiene de la vida. «Fue el momento más difícil, hasta estuvo en riesgo mi vida, pero me ayudó a que hoy esté viviendo este momento también», sopesó.
La entrevista completa
Luego del triunfo por 3-2 ante Brasil, el sanjuanino también habló para la TV y dijo “lo individual importa muy poco ahora. Este momento es un orgullo por poder llevarle una medalla a San Juan y a Argentina, porque parecía imposible por el complicado grupo que nos tocó. Sin embargo, superamos muchos obstáculos para poder llegar hasta acá y lo conseguimos”.
Luego, el opuesto surgido en Obras expresó que “aún no caigo, no puedo ni llorar de la emoción que tengo, pero siento como un nudo en la garganta que ya me va a salir. Fue un torneo durísimo, con muchos nervios y mucha tensión. En cada momento necesitamos de todos y el equipo mostró siempre cambios de actitud, por eso hay que disfrutar este logro”.
Por último, el surgido del histórico Obras, aseguró que “este triunfo es importante para que los chicos se sumen a este deporte hermoso. Porque más allá de que es un deporte, ayuda mucho a sacarlos de la calle y de las malas juntas, eso fue lo primero que me inculcaron en mi casa. Yo empecé a jugar los seis años porque mis hermanos jugaban ahí e hice amigos desde que llegué al club. No tuve otra vida que no sea con el vóley y para mi sin deporte sería muy difícil vivir”.