El seleccionado argentino masculino de vóleibol logró una victoria histórica frente a Italia por 3 a 2 (21-25, 25-23, 25-22, 14-25 y 15-12) y alcanzó las semifinales de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
El equipo dirigido por Marcelo Méndez le ganó un partidazo a Italia, medalla de plata en Río 2016, y se metió entre los cuatro mejores de los Juegos, algo que no sucedía desde Sidney 2000. Ahora, en semifinales, Argentina esperará al ganador de Polonia y Francia.
Sobre este encuentro, el joven armador de UPCN Manuel Álvarez, brindó su análisis set por set y destacó el espectacular trabajo de la selección argentina para instalarse en semifinales.
Por Manuel Álvarez
El primer set estuvo muy parejo, con los dos equipos arriesgando mucho desde el saque, que es donde se sacaron la diferencia, al igual que con el ataque. Ambos estuvieron muy firmes y agresivos. Luciano De Cecco distribuyó muy bien y Bruno Lima la rompió como viene haciendo en todos los partidos, marcando puntos en cada pelota que le dan.
A Argentina le costó un poco parar el ataque de Josmany Juantorena, de Alessandro Michieletto y, como de costumbre, la explosividad de Ivan Zaitsev. Después, terminando el set, el armador de Italia le empezó a dar más juego a los centrales y eso le sirvió bastante para liberar las puntas. Sin embargo, Argentina le metió mucha garra hasta el final pero no le alcanzó porque los europes no aflojaron nunca y terminaron marcando la diferencia con el saque.
El segundo parcial también empezó parejo, con Argentina teniendo algunos errores al principio en el ataque y con Italia aprovechándolos y sumando con buenas defensas. Los dos equipos arriesgaron desde el saque y Argentina buscó que al armador italiano no le llegue positiva la recepción. El equipo nacional mejoró mucho en la recuperación de la pelota y cerró los contraataques, mientras que Italia ayudó errando muchos saques. Argentina, de la mano del líbero Santiago Danani, mejoró en la recepción. Ezequiel Palacios venía sumando mucho desde el ataque y a Italia le empezó a costar la rotación, no cerraba los ataques y fue ahí donde Argentina aprovechó y lo cerró con mucha autoridad.
En el tercer set, Argentina empezó muy bien y confiado después de haber ganado el segundo e Italia comenzó con errores simples que le costaron algunos puntos. Argentina, con algunos puntos de diferencia arriba y aprovechando la salida y malos momentos de Zaitsev, se puso firme y siguió avanzando en lo que iba del set con muy buena distribución de Luciano y ataques firmes con decisión de los puntas. Argentina empezó a sumar mucho desde la defensa y eso ayudó muchísimo a cambiar la cara del partido, a los italianos les costaba cerrar los ataques y Argentina cada vez que podía cerrarlo lo hizo muy bien en cada ataque. La defensa fue fundamental en este set, se notó la confianza y con el final en suspenso, el equipo de Marcelo Méndez lo terminó ganando merecidamente.
En la cuarta manga, Argentina empezó un poco flojo y lerdo, y ahí fue cuando Italia, con un equipo distinto al del comienzo, empezó a sumar y sacar mucha diferencia. Se vio a una Argentina con muchos errores desde el principio pero aun así metida en el partido con el ingreso de los sanjuaninos Fede Pereyra y Mati Sánchez, que intentaron cambiarle el rumbo al partido pero no pudieron contra una Italia firme en todos los sentidos y casi sin errores en este set. Sin embargo, Argentina terminó jugando bien con una buena entrada de Cristian Poglagen, pero no alcanzó para ganar el set complicado que tuvo.
Por último, en el tie break, Argentina fue con todo, a todo o nada. Italia no aflojó ni mucho menos, pero los dos equipos estuvieron muy parejos como en todos los sets. Todo el parcial fue punto y punto, pero con una Argentina con mucha garra y confianza en sí misma, con Bruno Lima imparable pegándole a cualquier pelota desde cualquier lugar y haciendo puntos. También hubo defensas increíbles de Poglajen y Argentina se llevó el partido merecidamente, dejando todo en la cancha como venía haciéndolo en todos los partidos. Ganarle a a Italia y dejarlo afuera en unos Juegos Olímpicos, es espectacular.