En las semanas previas a la inauguración de los Juegos Olímpicos y como una carrera a contra reloj por la variante Delta del coronavirus, Japón pisó el acelerador de la campaña de vacunación, alcanzó con pauta completa a más del 23,3% de la población e invitó a las empresas a ayudar a inmunizar a sus empleados.
A la fecha, el país que gestionó la pandemia mejor que otros y acumula unos 850.000 contagios de la Covid-19 y un poco más de 15.000 muertes, aplicó unas 74 millones de dosis y 29,4 millones de personas ya tienen la pauta completa.
El salto fue abrupto porque la campaña que había iniciado tardíamente en febrero pasado con el personal sanitario, en abril apenas alcanzaba al 1% de la población.
Ya a principios de junio se vacunaba a un promedio de 500.000 personas al día, y tres semanas después, el número de dosis aplicadas cada 24 horas rozaba el millón, según tuiteó el editor de Bloomberg News, Gearoid Reidy.
«Son un montón de dosis por día, pero también son muchos millones de personas. Igual, pasar de no tener casi vacunados a un millón por día, es una gran diferencia y me da esperanza», manifestó a Télam Hernán Darío, guía turístico argentino e influencer, que reside desde 2016 en Tokio.
El sistema es el siguiente: el Gobierno japonés envía cartas a los domicilios de cada habitante con un cupón de vacunación y, una vez recibido, el ciudadano puede pedir cita por internet al centro de vacunación asignado en el voucher.
Sin embargo, y a pesar de que todas las personas mayores a 12 años ya están habilitadas para recibir el fármaco contra el coronavirus, muchas personas jóvenes aún se muestran escépticas.
Este es el caso de Eri Watanabe, actriz de doblaje y traductora, quien manifestó: «Todavía no me he vacunado, tengo un poco de sospecha al respecto».
Runa Shirasaka, que tiene 27 años y trabaja en un hostel de la zona más turística de Tokio, comparte la misma sensación.
«Hasta el momento no tuve coronavirus y aún no he recibido mi cupón de vacunación, por lo que no me he vacunado. En cuanto a la vacuna, me preocupan las reacciones adversas», contó a Télam.
A principios de mayo se conoció que Japón estaba acumulando millones de dosis debido al ritmo lento de la campaña y, unas semanas después, el sistema de registro colapsó debido a una falla técnica del servidor.
En ese momento, el ministro a cargo de la gestión de las vacunas, Taro Kono, instó a la población a ser paciente. Recién a finales de mayo, se abrieron los primeros dos vacunódromos del país en las ciudades de Tokio y Osaka.
Pese al cuello de botella, el Gobierno pretende mantener el ritmo de vacunación con los fármacos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, estos dos últimos autorizados hace solo dos meses.
«En mi caso, recibí el cupón y traté de inscribirme para recibir la vacuna, pero está todo ocupado hasta finales de agosto. Me dijeron que no se podía reservar y que vuelva a consultar en septiembre», relató Darío.
Para complementar la inmunización, el Gobierno impulsó un plan junto a empresas. Si bien las vacunas son gratuitas para los más de 122 millones de ciudadanos, las compañías que formen parte deberán contratar a los médicos y espacios para llevar a cabo la inoculación de sus empleados.
A mediados de junio, se plegaron al proyecto SoftBank, la fábrica de bebidas alcohólicas Suntory, la aerolínea ANA, la empresa de taxis Nihon Kotsu, Toyota y Sony, entre más.
«En Japón son muy importantes la lealtad y la permanencia en las empresas, por eso decidí hacer trabajos provisorios hasta que reabran las fronteras y pueda reactivar mi empresa como guía. Como no hay fecha próxima, vivo pensando que tal vez al otro mes ya va a estar todo bien. Soy freelance, así que la vacunación va a tardar un poco más en mi caso», agregó Darío.