A pocos días de haber iniciado, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ya tienen una de las historias más llamativas e increíbles de los últimos tiempos y, quizás, de toda la historia del evento deportivo más importante del mundo. La protagonista es la ciclista Anna Kiesenhofer, quien viene de dar el batacazo en ciclismo de ruta al llevarse la medalla de oro.
Pero… ¿Qué hace tan particular su consagración? Es que la austriaca no solo no figuraba entre las candidatas a subirse al podio ya que era prácticamente desconocida para sus rivales, sino que además… ¡Es amateur!
Y, como si fuera poco, su hazaña tuvo un condimento más: Annemiek van Vleuten, oro olímpico en 2012 y 2016 y una de las grandes favoritas, cruzó la meta creyendo que había ganado y celebró como si hubiese conseguido su tercera presea dorada consecutiva. Sin embargo, al cabo de unos segundos se percató de que Kiesenhofer ya había llegado primera hacía un minuto y 15 segundos.
El motivo que generó el malentendido fue una falla en la comunicación con su equipo, debido a que en la prueba de ruta olímpica no se permite el uso de radios desde los autos. «Hubo mucha confusión hoy. No sabíamos las diferencias, hemos escuchado que tenían 45 segundos a 10 kilómetros de la meta», expresó Van Vleuten tras la carrera.
La historia de Anna Kiesenhofer, la sorpresa en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020
Kiesenhofer llegó a Tokio con la curiosidad de no tener un equipo profesional en el que se desempeña, es decir, siendo amateur. Pero, para conocer el porqué, hay que retrotraerse a su pasado…
Su historia ligada al deporte comenzó en 2014, pero no precisamente en el ciclismo, sino en triatlón y biatlón. No obstante, una serie de lesiones la marginaron de la actividad y tuvo que inclinarse por otra práctica que le permitiera lidiar con esas molestias. Allí fue cuando apareció su deporte actual en el camino.
De ese modo, mientras realizaba un doctorado en matemáticas (título que ya tiene) en Cataluña, se sumó al equipo Frigoríficos Costa Brava-Naturalium para comenzar a participar de diversas competencias nacionales. En 2016, fue una de las revelaciones al ganar la Copa de España de Ciclismo, lo que le trajo varias ofertas profesionales. Finalmente, fue contratada por el equipo del Lotto Soudal Ladies para la temporada 2017.
El vínculo duro poco y se rompió tras una serie de abandonos de Kiesenhofer (por lesiones). Posteriormente, decidió tomarse un año de descanso del ciclismo, por tiempo indefinido. Pero el deseo de volver a la actividad la cautivó nuevamente en 2019 y retornó, pero esta vez como ciclista amateur. Los resultados llegaron rápidamente: ese año, ganó el campeonato austríaco de contrarreloj y el campeonato nacional de ruta.
Así, su buen desempeño (volvió a triunfar hasta 2021 en la contrarreloj) la llevó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde llegó sin equipo, sin compatriotas en la prueba y rompió con todos los pronósticos tras completar una carrera extraordinaria: consiguió la medalla de oro. Una historia de película…