No hay dudas que la cultura del fútbol esta presente en todos los sectores de la República Argentina. Sin importar la provincia de nacimiento son muy pocos los chicos que no soñaron en algún momento con ser futbolistas profesionales. Lamentablemente para los jóvenes del interior es sumamente complicado conseguir una oportunidad seria. Zacarías Morán Correa tenía esto en claro y cuando tuvo una mínima chance decidió dejar todo de él para aprovecharla al máximo.
Zaca nació en Caucete en 1996 y desde que tiene uso de razón siente un profundo amor por el fútbol. Extrañamente esta pasión no le fue heredada ni por su padre ni por otro familiar. Esta característica fue algo que vino con él desde su nacimiento, algo que lo diferenciaba de los demás.
A partir de sus cuatro años de vida empezó a jugar en una cooperativa ubicada en el mencionado departamento. Desde ese momento ya empezaba a mostrar cualidades. El próximo paso de su formación llegó a los ocho años cuando pasó a mostrar su magia en la escuelita de CEGAMAR, situada en Chimbas.
Allí comenzó a probarse en distintas posiciones de la cancha. Siempre fue delantero pero con el tiempo se retrasó un poco y empezó a desempeñarse como enganche. Si bien todos se daban cuenta de que Zacarías tenía algo diferente a los demás y que estaba hecho para el deporte, las oportunidades no llegaban.
Esto cambió rotundamente en el 2007 cuando River Plate vino a San Juan para hacer pruebas. El caucetero no lo dudó ni un segundo y se anotó para participar. Sin embargo reconoció que lo hizo para ganar más experiencia, sin tener expectativas serias de ser seleccionado.
«Fui para tener una experiencia más que nada, no iba con el fin de quedar sinceramente. Gracias a Dios me fue muy bien y un veedor de los que habían venido empezó a seguirme por varios meses, hasta que me avisó que tenía la oportunidad de viajar a Buenos Aires a probarme. Dije que sí, me probé y quedé el primer día que fui», recordó emocionado el sanjuanino.
El joven dejó tan impresionados a los ojeadores «millonarios» que lo invitaron a entrenar los dos días que quedaban de su prueba. Una semana después ya se encontraba viviendo en Buenos Aires. Con apenas 11 años de edad, se encontraba cada vez más cerca de conseguir su sueño de debutar en Primera División.
Gracias al apoyo incondicional de su familia, Zaca no sintió la necesidad de volver a San Juan como suele suceder con algunos chicos. Decidió dejar todo de si para conseguir los mejores resultados posibles. Esto se vio reflejado temporada tras temporada hasta que una nueva oportunidad imperdible tocó su puerta: lo convocaron a la Selección Argentina Sub 15.
El pibe no terminaba de comprender lo que estaba viviendo, poco a poco estaba cumpliendo todas sus metas. En los años subsiguientes siguió siendo convocado, llegando a conformar la lista del Sub 17 en 2013. Para su suerte ese mismo año se disputaba la Copa del Mundo de dicha categoría. Su gran desempeño hizo que no fuera una sorpresa una nueva citación. Así, Morán Correa disputó un Mundial con la Selección Argentina y se coronó campeón del Sudamericano Sub 17.
Esa temporada quedará grababa a fuego en su memoria, ya que también obtuvo un logro importantísimo a nivel clubes. Llegó a jugar un Mundial de Clubes Sub 17 con River Plate, en donde elegido como capitán del equipo. En ese torneo el equipo fue un motorcito y poco a poco, dejando en el camino a rivales como el Barcelona o el Atlético de Madrid, se quedaron con el título.
Esto sólo fue superado en 2016 cuando el propio Marcelo Gallardo lo subió a la Primera, para que disputara la pretemporada con el plantel profesional. El caucetero se encontraba en su mejor momento, todo estaba dado para convertirse en el próximo cinco titular de River. Sin embargo una grave lesión llegó para arruinarle los planes.
«El momento más difícil de mi carrera futbolística fueron las dos lesiones de rotura de ligamentos cruzados. Una fue cuando estaba iniciando con la Primera de River en 2016. Ahí estaba en un gran nivel, estaba haciendo recién mi primera pretemporada y me sentía muy bien. Eso fue lo más dolorosa y lo más dura de todo», reflexionó.
A raíz de dicha complicación estuvo alejado de las canchas por varios meses. Prácticamente se perdió la mitad de una temporada completa, lo que hizo que perdiera gran parte de su ritmo de competencia. Una vez que los médicos le dieron el visto bueno, el mediocampista central volvió a pisar el verde césped para patear la redonda.
Paso a paso completó su recuperación y volvió a formar parte de las prácticas del primer equipo, a las órdenes del «Muñeco». Al año siguiente, en 2017, llegaría el momento más esperado de su carrera. El técnico lo citó para un partido de Copa Libertadores frente a Independiente Medellín. Morán Correa iba a debutar en la primera de River Plate a sus 21 años, en Copa Libertadores y en El Monumental. Ese escenario fue tan ideal que ni siquiera la derrota por 2 a 1 logró opacarlo para él.
Lamentablemente para él desde ese momento fue quedando cada vez más y más relegado en la consideración de Gallardo. Se encontró con que el club de Núñez transitaba uno de los mejores momentos de su historia y en su posición había un histórico como Leonardo Ponzio. Sin lugar en el club, pero aún con contrato con la institución, decidió salir a préstamo para tener continuidad.
Diferentes ofertas llegaron hasta sus manos, pero sin embargo una llamó poderosamente su atención: San Martín lo contactó para integrarse a sus filas. Parecía una oportunidad hecha a medida ya que iba a rencontrarse con seres queridos que no veía hace años. Eso fue una gran motivación y decidió aceptar la proposición. Días después armó sus maletas y viajó a San Juan para sumarse a las prácticas del «verdinegro».
Tristemente una nueva lesión llegó para frenar su consolidación como futbolista: volvió a romperse los ligamentos cruzados durante su primer semana en el club. «Ya me había recuperado totalmente y había tomado la decisión de salir a buscar ritmo futbolístico en San Martín. En la primera semana sucedió lo mismo, nada más que esta vez fue en la otra pierna», rememoró.
Este contratiempo hizo que pasara toda su cesión fuera de la cancha, sin disputar un sólo minuto para el santo sanjuanino. Un poco frustrado le tocó regresar a Núñez teniendo en claro que el pensamiento de Gallardo no había cambiado. Tenía que volver a salir cedido. En ese momento Chacarita se mostró interesado en él, por lo que pasó todo el 2019 en Villa Maipú.
En esta ocasión no se lesionó pero tampoco se estableció como un titular indiscutido para el DT. Sólo jugó 5 partidos en dicha institución durante todo su préstamo. Llegó el 2020, debía retornar a las instalaciones de River Plate para entrenar. Los directivos del club le comunicaron que seguiría sin ser tenido en cuenta. «La Banda» venía de ganar la Copa Libertadores 2018 ante Boca, atravesaba un gran nivel futbolístico y en su posición estaba el capitán Enzo Pérez. El escenario era el mismo.
Esta vez ninguna oportunidad concreta se le presentó, por lo que siguió manteniendo su estado físico con los demás futbolistas relegados en la consideración del técnico. Los meses pasaban y parecía que ningún equipo se fijaba en él. Su contrato lo vinculaba a la institución hasta junio del 2021. Parecía que iba a estar dos años sin jugar hasta que una inesperada proposición apareció.
«A través de Gustavo Castillo ,qué es un argentino que vive hace muchos años en Estados Unidos, y de un chico que vive en Mar del Plata que maneja una página de fútbol en Estados Unidos, no sé cómo apareció mi nombre y se contactaron conmigo del Richmond Kickers. Fue en octubre o noviembre del año pasado, obviamente me interesó mucho y de esa manera se dio», explicó.
Esta franquicia norteamericana que se desempeña en la tercera división de Estados Unidos, estaba muy interesada en sumarlo. Si bien lo estudió por algunas semanas el sanjuanino decidió correr el riesgo de emigrar de país por primera vez y fichar por el Richmond. Zacarías volvió a armar las valijas y, luego de un cansino papeleo, llegó a Estados Unidos con su esposa.
«Necesitaba una visa de trabajo. Con la pandemia se retrasó un poco, pero el club estuvo en todo momento. Cuando conseguimos el permiso de la visa primero y pedimos la cita para ir a la embajada ahí tuvimos un pequeño inconveniente pero bueno se pudo solucionar de la mejor manera. Tal vez si no era una época de pandemia era todo un poco más rápido, pero lo pudimos resolver», reveló.
Gracias al gran recibimiento de sus nuevos compañeros, de estar acompañado por el amor de su vida y a que sabe manejar un inglés básico, logró adaptarse mucho más rápido de lo que imaginaba. Todo parece ir sobre ruedas para que pueda volver a conseguir cosas importantes con este club.
«La verdad que no me está costando adaptarme, al contrario, estoy muy feliz acá. Es un día a día. El club siempre se preocupó, me preguntan siempre cómo estoy, si me siento bien, como está mi esposa y si necesitamos algo. La verdad que son muy atentos con nosotros, así que eso hace que la adaptación sea mucho mejor», reveló.
De esta manera el caucetero demostró que para poder vivir del fútbol hay que dejar la vida en cada oportunidad que se presente. Hay que salir de la zona de confort y jugársela al 100%. Sin importar las lesiones, las no convocatorias o el problema que sea, uno debe sobreponerse para tener éxito en cualquier deporte.
Fuente: Diario 13