Se define como un jugador tiempista, armador de juego, con cambio de ritmo. Le gusta manejar los tiempos y parar la pelota cuando es necesario. Hacer una pausa y seguir. Así, como su ídolo y referente de toda la vida: Juan Román Riquelme. Fernando Jesús Bruna Castro tiene 25 años y juega de enganche, de esos de los que quedan pocos. Actualmente juega en el Club Deportivo Social y Cultural Angaco.
«El fútbol significa mucho en mi vida, es gran parte de ella. En momentos en lo que estoy mal me hace sentir muy feliz. A veces tenía que agachar la cabeza pero seguí insistiendo. Es una pasión muy especial, es lo que más amo», confesó en diálogo con La Excusa Deportiva.
Bruna comenzó a despuntar el vicio siendo muy chico, como la gran mayoría de los pibes de su edad. «Empecé a los 7 años en un equipo de mi barrio. Cuando cumplí los 8 le insistía a mi papá que me llevara al Deportivo Angaco, firmé, estuve en la escuelita y unos años después debuté en Primera. Fue en un campeonato llamado la Copa El Moscatel, con Héctor Ponce y Raúl Torres como técnicos», recordó.
Fanático de Boca, sueña con ser jugador profesional aunque sabe que, por edad, será difícil. No imposible, claro. «Es lo que siempre quise», confesó en voz alta.
El equipo en el que militó casi toda su vida ocupa una parte muy importante en su corazón. «Es el club de mis amores, aprendí muchas cosas desde mi infancia. Tengo muchos amigos ahí, tenemos el objetivo de ganar algo con nuestro club», señaló este joven que se gana la vida como empleado de comercio.
Fernando tuvo un paso fugaz por San Martín y llegó a compartir equipo con Francisco Álvarez en reserva. «Estuve en el Verdinegro desde 2012 hasta fin de 2016. No llegué a debutar en primera, sólo jugué reserva y algunos partidos de la liga sanjuanina», dijo.
Jugador de buen pie, se desvive por la pelota. Ama con locura lo que hace y sueña con salir campeón. Esfuerzo, ganas y calidad, le sobran.