El fútbol es prácticamente todo para ella. Su corta vida se resume en amor por la pelota, las prácticas y los partidos. En 2019, de cara al choque más importante de su carrera, el encuentro más esperado, el destino le jugó una mala pasada. Una batería de estudios médicos y la noticia más triste: un problema en su corazón no sólo le impedía jugar esa final tan deseada para su San Martín querido, sino que además no podía volver a pisar una cancha como jugadora.
Fue en ese instante en que Ana Paula Maldonado, de sólo 22 años, sintió que el mundo se le venía encima. Estaba mal, muy mal. No podía siquiera imaginarse estar lejos del fútbol. Pese a sus intentos desesperado, el técnico se enteró y tuvo que ver cómo sus compañeras jugaban el partido definitorio sin su presencia. Fue un golpe durísimo.
«El fútbol es mi vida, me encanta. Amo este deporte, amo lo que hago. Cuando me saltó este problema casi me muero, la pasé muy mal, encima después nos agarró la pandemia. Supuestamente no podía salir a correr, no podía hacer ninguna actividad física, ni sobreexigirme. Estuve encerrada, sin salir, mi mamá no me dejaba. Pensé que no iba a poder seguir jugando a la pelota y el fútbol es mi vida», contó la joven en diálogo con La Excusa Deportiva.
Sin embargo, el inconveniente que puso en jaque sus sueños, se fue como llegó. «Gracias a Dios este año me volví a hacer los estudios, salió todo bien y pude volver a entrenar. Despacio porque estuve un año sin moverme. San Martín empezó con las prácticas hace dos semanas. Es tan grande la pasión que tengo, soy tan terca que la primera semana fui a entrenar a escondidas de mi mamá, casi escapándome. Cuando me dieron el alta y me dijeron que podía seguir jugando, fue el mejor día de mi vida«, agregó Maldonado quien habitualmente se desempeña como volante por izquierda o derecha.
Ana supo desde siempre que quería ser futbolista. Primero, con amigos, en la calle, como un juego. Luego como una forma de vida. «Empecé en el 2014, en el futsal de Trinidad. Después pasé por varios clubes y jugué los Binacionales con la Selección Sanjuanina. Cuando supe que San Martín tenía fútbol femenino, no lo dudé y me fui a anotar», sostuvo.
¿Cómo fue ese primer día en su vuelta a los entrenamientos?. Soñado, por supuesto. «Pensé que me iba a costar, pero no. Creo que fue por la misma adrenalina, las ganas que tenía de volver después de un año. Me sentí muy bien, el cansancio no lo sentí. Tenía muchas ganas de volver entrenar, estar con mis compañeras, con mi DT, saber que lo puedo hacer sin ningún problema», indicó esta hincha de River, fanática de Messi.
La jugadora verdinegra tiene un gran objetivo en el deporte por el que se desvive. «Mi gran sueño es poder jugar en algún equipo profesional», concluyó.