Lluvia, barro, frío y de visitante. Ha pasado exactamente un año de aquel partido, donde Peñarol venció a Independiente de Chivilcoy en Buenos Aires y ascendió al Torneo Federal A.
Sin dudas que es el gran logro de Sportivo Peñarol, un sueño que hasta hace unos años atrás parecía ser lejano. Empezar a codearse con el fútbol profesional, los viajes, los ingresos económicos y el interés general del ambiente futbolero comienza a crecer.
Pero a la gloria no se llega por un camino de rosas. En la primera fase del Regional Amateur enfrentó a Alianza, Del Bono y Colón Júnior a partidos de ida y vuelta. Terminó clasificado en el primer puesto, con una sola derrota a cuestas.
En 16avos de final, lo esperaba otro sanjuanino: Defensores de Boca, quien venía de tener una gran actuación en la primera fase, siendo el segundo clasificado de los equipos del interior. En la ida jugada en Sarmiento ocurrió algo poco visto: según los papeles, el club local no había abonado el personal policial y por ende el partido no podía comenzar. Tras este suceso, le dieron el partido por ganado a Peñarol (0-1) y sólo tenía que esperar la revancha, en el Ramón Pablo Rojas. En Chimbas no cambió demasiado la historia, victoria por dos a uno y a esperar el próximo rival: Colón Júnior.
En la ida jugada en Calle Sargento Cabral igualaron sin tantos. La revancha fue bastante disputada verbal y deportivamente, con una lluvia de goles: el Bohemio ganó por cinco a dos y abrocho el pasaje a cuartos de final, donde lo esperaba Sporting Victoria de San Luis.
La ida fue en San Juan, goleada por cuatro tantos a favor del local y a viajar con tranquilidad hacia la vecina provincia puntana. La vuelta sería terrible y pocas veces vista: los mismos jugadores de Victoria intentando propinarles una golpiza a sus pares de Peñarol. ‘Desde que llegamos a San Luis nos tiraron bombas molotov. Al otro día nos tuvimos que ir en taxi porque nos rompían todo si íbamos en colectivo‘ contó Gabriel Gonzalez. Partido suspendido, los jugadores del Bohemio manchados por sangre y una clasificación tormentosa a semis.
El rival era el otro candidato, San Martín de Mendoza. La ida en el este Mendocino fue más hablada de lo que se jugó: victoria para los locales por la mínima y a esperar la revancha. La vuelta había sido fogueada por los medios de aquella provincia como un partido amañado de ante mano, entrando en un clima muy tenso de partido. Peñarol goleó por tres a cero, los jugadores visitantes se mostraron molestos con el árbitro catamarqueño Juan Carlos Bazán e intentaron agredirlo, donde el colegiado decidió finalizar el encuentro por abandono del equipo rival. La gloria estaba a dos partidos y lo esperaba Independiente de Chivilcoy.
El primer cotejo disputado en el Ramón Pablo Rojas, el local ganó por dos a uno con goles de C.Fernández por duplicado, Salvaggio había adelantado transitoriamente a la visita. La revancha en el Estadio Ramón Lungarzo (Chivilcoy) sería una obra pintada por cualquier romántico del arte y amante del fútbol argentino: lluvia, barro, una final y de visitante; el Bohemio ganó dos a uno con goles de Alan Cantero por doblete (la figura de aquel encuentro) mientras que Slimmens descontó para el local. Final del partido, victoria y festejo por obtener el ascenso a la tercera división por primera vez.
¿El equipo? Cristian Bove alistó a Carlos Biasotti; Mario Rebeco, Lucas Arturia, Pablo Costi, Francisco Fernandez; Roberto Martín, Carlos Fernández, Ernesto Ceballos, Facundo Gonzalez; Gustavo Pereira y Gabriel González.