A dos días de la histórica participación en el maratón olímpico de Río 2016, Viviana Chávez arribó a San Juan pero no fue a la Ciudad, sino que se dirigió directamente a Astica, ese pueblo vallisto del que es oriunda y en el que no está desde hace varios meses debido a la extensa preparación que realizó.
La atleta se reencontró con su familia, sus amigos y toda una localidad que la apoyó con todo el corazón desde que consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos, por eso, emocionada, decidió caminar descalza dejando visibles su pies vendados debido a la extenuante carrera del pasado domingo.
Para el final, fue el tiempo de un almuerzo organizado por su familia, en el que sobraron las anécdotas vividas en todo este tiempo que desembocó nada más y nada menos que en una participación olímpica.