Tras un sensacional despliegue musical y escenográfico en la ceremonia de apertura, el momento más importante de la noche estuvo a cargo de Vanderlei Cordeiro de Lima, quien se encargó de encender el pebetero, la llama que permanecerá encendida hasta que terminen los Juegos Olímpicos.
El reemplazante de Pelé, quien no pudo formar parte del evento inaugural por «problemas de salud», tiene una historia heroica dentro del deporte brasileño.
Su hazaña fue en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Vanderlei estaba cerca de conseguir la medalla de oro en el maratón. Hubiera conseguido algo inédito para su país, pero a siete kilómetros del final, un espectador se abalanzó sobre él y le hizo unos segundos. El público, indignado, lo ayudó a seguir la carrera.
Su verdugo en la competencia fue Cornelius Horan, un sacerdote irlandés que ya había interrumpido previamente algunos eventos deportivos. Por su culpa, el italiano Stefano Baldini y el estadounidense Mebrahtom Keflezighi superaron Vanderlei de Lima, quien se esforzó notablemente para quedarse con el bronce.
El COI lo premió en aquella ocasión con una medalla al espíritu deportivo, pero el formar parte de la ceremonia inaugural de los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica, justamente en Brasil, es el premio mayor.
Guga Kuerten y Hortencia Marcari, los otros invitados
El primero en portar la antorcha olímpica, el encargado de ingresarla al Estadio Maracaná, fue el ex tenista Gustavo ‘Guga’ Kuerten. El ex deportista brasileño, de 39 años, quien representó a su país en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y en los de Atenas 2004 inició el camino al pebetero.
Gustavo Kuerten, ex tenista brasileño, inició el recorrido de la antorcha en el Maracaná (AP) Gustavo Kuerten, ex tenista brasileño, inició el recorrido de la antorcha en el Maracaná (AP)
«Guga», campeón tres veces de Roland Garros y número uno del mundo durante 43 semanas (2000-2001), a mitad de camino le cedió la llama a Hortencia Marcari. La ex jugadora de baloncesto, medalla de plata con la selección femenina de Brasil en Atlanta 1996, le entregó la antorcha a Vanderlei de Lima, el héreo de la noche festiva en Río de Janeiro.